Hiddink, el viejo Guus, nos tomó el pelo. "Será un partido abierto y con muchos goles porque el Barça ataca y nosotros también", se arrancó el martes en El Larguero. Será en el partido de vuelta. Porque lo que es ayer, lo suyo fue contra pura y dura. Y se le atragantó al Barça, claro: Hiddink sabía de qué iba esta copla. Le faltó atacar un poco más, claro. Pero que planteó el partido que requería la ocasión, eso no se lo puede discutir nadie. Y confirmó lo que vimos en Mestalla: que el Barça ha perdido claridad y fuerzas. Decidirá Stamford Bridge en un choque que tiene ya dos caras para los azulgrana: le valdrán todos los empates con goles para llegar a la final de Roma, pero lo afrontará sin Puyol (sancionado) y Márquez, lesionado parece que de gravedad: se torció la pierna izquierda solo, nada más empezar la segunda parte, y tiene afectado el menisco.
Hiddink comentó también la víspera que no había visto muchos vídeos del Barça, pero que sabía cómo jugaba. Del partido que seguro se empapó fue este mismo un año atrás: la ida de la semifinal que enfrentó al Barça con el Manchester United, aquella noche única en la vida de Rooney pues sir Ferguson puso de lateral. El Chelsea lo calcó casi minuto a minuto. No le dio un metro de terreno al rival, jugó a cerrar espacios y desperdició también la primera gran ocasión de gol. Entonces fue Cristiano Ronaldo al fallar un penalti. Ayer le copió Drogba: una corta y mala cesión de Márquez le dejó sólo ante Vald primero le tiró al cuerpo y luego el meta azulgrana reaccionó a lo grande robándole la pelota cuando el marfileño intentaba un segundo remate.
Fue todo lo que hizo el Chelsea en ataque, como entonces el United. Si acaso un cabezazo alto de Ballack a la salida de un córner. Su tarea era achicar y lo hizo sin un solo error, pues Cech empezó titubeante y se enmendó hasta cuajar una actuación notable. El partido que propusieron los ingleses le dio el dividendo al que aspiraba, el empate sin goles. También porque el Barça no supo descifrar más que por Iniesta siempre y Xavi a veces la tela de araña que le atenazaba. Por una vez, el Camp Nou pareció estrecho y corto. Y por segunda vez, la primera fue el sábado, el equipo de Guardiola dio muestras de poca mochila física y, por tanto, de menos claridad de ideas. Messi no estuvo, y ya es no estar. Etoo, de espaldas a la portería casi siempre, fue cambiado por Bojan con mala cara. El joven delantero tuvo la gran ocasión del Barça muy cerca del final cuando remató alto un perfecto centro de Alves antes las narices del portero. Sólo maniobras de Iniesta, siempre él, le pudieron dar el triunfo.
Frenazo.
Un gol azulgrana hubiese hecho más justicia al juego de unos y otros. Siendo el de ayer menos Barça, quiso ganar. Está claro que se le acumula el trabajo y que cuando le aprietan, como hizo ayer el Chelsea, tiene problemas. Juande y Caparrós habrán tomado nota, claro. El equipo de Guardiola no superó el primer examen de su quincena loca. Mantiene el estilo, pero se le ha bajado la persiana. Va y va, pero no encuentra. Lo mejor de ayer es que no encajó gol y uno en Londres puede valer oro.
Fuente: As.com