El Sevilla se resiente a quedarse sólo con la Liga tras la decepción de la UEFA y se ha subido al tren de la Copa del Rey en el último suspiro gracias a un tanto de Squillaci. Después de que las cosas se le complicaran a los de Jiménez tras ver cómo Marchena adelantaba a los valencianistas, los hispalenses pudieron culminar la remontada que había empezado Kanouté antes del descanso y que habían dado continuidad los locales con una gran segunda mitad.
La elminatoria estaba abierta antes del choque, en Mestalla los de Emery sólo pudieron subir un pequeño escalón más que sus rivales y cuando parecía que en el Sánchez Pizjuán iban dar el paso que les pusiera en el vagón que les llevaría a luchar por repetir el éxito de la temporada pasada, el Sevilla les bajó a tierra y echó por tierra las ilusiones valencianistas y la charla de 40 minutos que el técnico impartió a sus jugadores tras perder ante el Mallorca.
Parecía que la goleada sufrida en el Ono Estadi estaba olvidada y pese a no poder contar con Villa, se suponía que la presencia de César en la portería iba a dar más seguridad a un equipo que contaba con una velocidad endiablada en la punta del ataque. A diferencia del Sevilla, los actuales campeones contaban con cuatro flechas, Mata, Silva, Vicente y Joaquín, para destrozar la zaga nervionense, pero eso no les bastó y tuvieron que ver cómo sus rivales hacían lo que ellos habían estudiado con dos jugadores de similares características a los visitantes, Capel y Navas.
A pesar de esto, los chés salieron más entonados al terreno de juego, Baraja y Albelda ayudados por Silva superaban una y otra vez a Romaric y Duscher en el centro del campo, quienes no aportaron demasiado al conjunto sevillista. Ni el malí ni el argentino eran capaces de controlar el balón y por ello, el Sevilla buscaba el peligro por las bandas por medio de Navas y Adriano, quien dejó su puesto a Capel tras abandonar el terreno de juego por lesión. Antes de las embestidas sevillistas, los locales ya habían sufrido una buena cornada como consecuencia de un tanto de Marchena. El sevillano cabeceó al fondo de la red un saque de esquina y puso la decepción en las gradas del Pizjuán. Libre de marca, se adelantó a los zagueros y puso a los suyos más cerca de las semifinales.
El duro golpe sufrido por el Sevilla cambiaba el partido. Obligaba a marcar dos goles a los de Jiménez que hasta entonces se habían encontrado un equipo muy serio sobre el terreno de juego. Con el cero a uno en el marcador no hubo un dominador claro, la zaga sevillista buscaba los pases largos hacias las bandas para sorprender en rapidez y el Valencia seguía a los suyo, ya que se encontraba muy cómo y con un tanto más de ventaja en la eliminatoria.
El Sevilla llegaba por las bandas
Con este panorama, las llegadas por ambas bandas sevillistas eran constantes, Navas y Capel creaban constantes centros para Kanouté y Luis Fabiano, pero en unas ocasiones las imprecisiones y en otras César y la defensa, impedían a los puntas locales rematar con claridad. Los minutos pasaban y en una jugada algo aislada, Romaric botó una falta al corazón del área, Kanouté se impuso a los marcadores con un potente salto y cabeceó al fondo de la red un balón que podría haber atajado César.
Cambiaba de nuevo el choque. Empezaba todo de nuevo. El Valencia seguía en semifinales y el Sevilla necesitaba un nuevo tanto. La única diferencia era que se había consumido casi la mitad del partido. Debido a esto, tras la reanudación el Sevilla salió dispuesto a llevarse el partido. Encerró a su rival en su campo y buscó el tanto constantemente. El Valencia tenía el agua al cuello, pero eso no significaba que pudiera crear peligro con rápidas contras. Así, Miguel subió la banda hasta la línea de fondo y su centro lo cabeceó Silva desde dentro del área pequeña con la mala fortuna de que el esférico se lo encontró Palop para evitar el tanto y que prácticamente se cerrara la eliminatoria.
El Valencia notaba la ausencia de Villa en la punta de ataque, carecía del gol de otras ocasiones y sus llegadas a las inmediaciones de Palop se morían en la defensa sevillista. Por contra, el Sevilla creaba constante peligro por las bandas, Moretti y Miguel no podían con Navas y Capel y las ocasiones de gol se iban acumulando gracias a la salida al terreno de juego de Renato, quien sustituyó a Duscher en la medular y dio un mayor control del centro del campo y un nexo de unión con los puntas. Así, Luis Fabiano no pudo superar a César tras recibir dentro del área en una clara ocasión y cuando el Pizjuán se lamentaba de las ocasiones perdidas, llegó el fruto al trabajo de la segunda mitad.
En la jugada previa, Maduro se adelantó a Luis Fabiano para evitar que 'O Fabuloso' rematara solo ante César y mandó el balón a saque de esquina. Esta fue la jugada clave del choque, ya que en el córner posterior, la zaga ché no acertó a despejar el esférico y Squillaci, que había subido a rematar, marcó el segundo llevando el delirio a la grada del estadio nervionense.
Sólo quedaba el descuento y el Sevilla había dado la vuelta al marcador y a la eliminatoria, daba vida al Sevilla y evitaba una posible crisis deportiva en el club hispalense. Ahora le espera el Athletic en semifinales, una nueva eliminatoria que promete emoción y buen fútbol.
Fuente:Marca
