El Chelsea de Scolari, el del toque-toque, también sabe ganar cuando las circunstancias exigen olvidarse del balón raso y sufrir. Ayer Ewood Park, el estadio del Blackburn, más pareció una piscina que una cancha de fútbol y, aún así, los blues salieron victoriosos. Gracias, principalmente, a Anelka, que anotó los dos goles del parido. Tres puntos que sirven a los de Abramovich para ser colíderes junto a Liverpool, aunque ocupan la primera plaza por el mejor goalaverage respecto a los de Rafa Benítez.
La suerte también influyó lo suyo. Al menos en el primer gol. Un disparo de 40 metros de Alex tropezó literalmente en Anelka, que trataba de apartarse de la trayectoria del balón. Pero éste golpeó en su pierna derecha y despistó a Robinson. El segundo no fue suerte, sino calidad. Un pase de Lampard dejó a Anelka solo frente al portero y éste sorteó su salida con una suave vaselina.
El Tottenham, por su parte, sigue imparable desde que despidieron a Juande. Ayer remontaron el gol del Manchester City, obra de Robinho, y han dejado los puestos de descenso.
Fuente:Diario As.com