La relación entre Renault y Alonso se inició en 2001. El español había sorprendido a los ojeadores de la F-1 tras un gran año en la F-3000 con el equipo Astromega. Minardi lo fichó pero Briatore compró su contrato permitiendo, eso sí, que corriera para la escudería de Paul Stoddart. Con un hierro tuvo carreras memorables, arrasando a sus compañeros. En 2002 ya fue probador de la marca del rombo.
Su debut como piloto oficial de Renault se produjo en 2003. Con 21 años puntúa en su debut, en Australia (séptimo). En la segunda carrera, en Malaisia, logra la pole y, con fiebre, su primer podio (tercero). Empieza la Alonsomanía que tiene su primer punto álgido al ser segundo en Montmeló. Después llegó la entrada en la historia con su primera victoria en el GP de Hungría.
El siguiente Mundial supone su asentamiento definitivo y, aunque no suma victorias, acaba cuarto con cuatro podios y doce carreras en los puntos. En 2005 llega el sueño. Gana siete carreras, hace quince podios, seis poles y se lleva el título ante Raikkonen, dando a su equipo el de marcas.
El dominio del asturiano sigue otro año más. En 2006 consigue siete triunfos y siete segundas plazas. Y derrota, tras un épico duelo al gran mito, al piloto imbatible, al hombre de los récords, a Michael Schumacher. Y Renault vuelve a ganar en constructores.
Y ahí se marchó a su pesadilla de 2007, en McLaren, y su posterior regreso al equipo francés. Este año, tras un comienzo dubitativo y con un coche que no estaba a la altura para luchar con los mejores, el asturiano buscaba el podio desesperado. Cuatro cuartos lugares dieron paso a las victorias de Singapur y Japón. Un cuarto más en China y el final de fiesta en Brasil, con la segunda plaza, hace albergar grandes esperanzas para el futuro.
Fuente:Diario As.com