Jorge Lorenzo, 21 años, es un deportista diferente. Y no lo es únicamente por sus méritos sobre una moto: mejor novato en la historia de MotoGP y doble campeón del mundo en 250cc, además de otras victorias sinfín. Lo que le distingue de verdad es su deseo de cultivarse, de corregirse, de mejorar. En la edad y con el éxito que a otros pierde, Jorge Lorenzo ha introducido, como señaló Pedro Ferrándiz en su presentación, "modos de expresión sorprendentes". Y eso significa que el piloto, consciente de la importancia de los medios de comunicación (certidumbre que otros no alcanzan jamás) ha decidido reflexionar sobre su imagen y sus palabras, y, en consecuencia, dar contenido a sus declaraciones.
El proceso no es sencillo. Lorenzo empezó a montar en moto a los tres años y dejó el colegio a los quince para dedicarse a las carreras. Su irrupción fue tan deslumbrante como explosiva: se destapó como un genio descarado e imprudente. Por fuera. Así le apodaron por adelantar de esa manera, sublime y antinatural, a Pedrosa y Stoner en el GP de Brasil en 2003. Después empezaron los enfrentamientos con otros pilotos, las acusaciones cruzadas, la polémica permanente.
Hasta que hace dos años se propuso cambiar, leer, recuperar el tiempo perdido. Y encontró nuevas fuentes de motivación en los libros y en el cine. "Cuando vi por primera vez la película '300' -adaptación de la batalla de las Termópilas- me quedé totalmente impactado. Es una película que te hace entender lo que puede hacer la voluntad y entrenarse desde niño con un objetivo. En el caso de los espartanos era luchar, pero en el mío demuestra lo importante de tener un padre que me enseñó a comportarme en la pista, aunque quizá tuviera alguna carencia social. Mi padre ha sido el mejor padre que ha sabido ser y lo que soy se lo debo a él casi en un cien por cien".
"Mi padre me aconsejó con quince años que me centrara más en la carreras que en los estudios. Viajábamos a Australia o Malaisia y el lunes siguiente yo debía pasar un examen en el colegio, así que me resultaba bastante complicado concentrarme. Me hubiera sentido recompensado por continuar los estudios y hubiera querido completar la ESO, pero a cambio me gusta leer, informarme de las cosas sociales. Se puede decir que he autoevolucionado".
"Leo libros de autoayuda para ganar confianza y para tener conocimientos de psicología, y se lo recomiendo a otros deportistas. No cuesta nada leer por las noches".
"Encuentro muchas motivaciones: quiero mejorar en las salidas, aprender, ganar más carreras, ser campeón del mundo. Este año, por ejemplo, he mejorado en lluvia. De eso se trata".
Los muchachos del Colegio Valdefuentes escuchan absortos. Ese chico del que no se diferencian tanto (Lorenzo es barbilampiño y de aspecto adolescente) se expresa con madurez, meditando cada respuesta y casi cada palabra.
La prudencia es mayor cuando se cita a otros pilotos. El primero de ellos, Valentino Rossi, leyenda viva, ocho veces campeón del mundo y peculiar compañero de equipo, pues aunque comparten moto (Yamaha), esta temporada no compartieron neumáticos. Eso levantó un muro entre ellos; un muro físico, el que separaba cada box.
"Rossi ha ganado mucho y es una persona muy inteligente. Pienso que todo el mundo tiene algo mejor que tú y de lo que puedes aprender. Valentino es un piloto muy inteligente en el trato con sus mecánicos y con la guerra psicológica que entabla con otros pilotos. Cuando me preguntan a quién me gustaría más ganar en la última vuelta, a Rossi o Pedrosa, siempre respondo que a Rossi porque Valentino es mi compañero de equipo y ha ganado muchas cosas. Y lo digo sin querer menospreciar a Dani, un piloto excelente".
"Yo no tengo enemigos o no creo tenerlos. Siento muchísimo respeto por Valentino Rossi y sé que está muy por encima de mí en este momento. Mediáticamente es un genio. Si chocamos es por ser competitivos y eso dificulta nuestra relación. Yo no soy un santo, porque también he hecho muchas barbaridades, pero no espero maldades de Rossi. No creo que cada vez que abrace a Pedrosa me quiera enviar un mensaje a mí. Yo no soy malpensado. Pienso que si le da palmaditas es, simplemente, porque se llevan bien".
La mención de Pedrosa (23 años) resulta inevitable. La disputa entre ambos nació en el Mundial del año 2005, cuando coincidieron en 250cc. Desde entonces, su pelea divide al mundo del motociclismo. Actualmente no se hablan, a pesar incluso de la mediación Real. "El gesto del Rey, cuando quiso que nos estrecháramos las manos, fue muy bonito. Él sabe mucho de estas cosas. Aunque no dio resultado porque bueno, no está aquí la otra parte para dar su opinión Yo he intentado dos o tres veces que nuestra relación sea lo más correcta posible, pero por la otra parte no ha habido comunicación y no volveré a quedar en ridículo".
"Si nuestros caminos coincidieran en un mismo equipo yo no vetaría jamás a Pedrosa porque no soy quien para hacerlo. Claro que lo aceptaría, además seríamos un equipo cien por cien español, aunque no puedo decir si la relación entre nosotros sería gratificante".
Problemas.
No es sencillo el trato entre pilotos. Dovizioso, nuevo compañero de Pedrosa, se ha quejado de que el español ni le ha mirado cuando ha llegado a Honda La anécdota rompe la diplomacia de Lorenzo y saca su ironía: "Eso es de buenos compañeros y un gran ejemplo para los niños. En fin, sólo hace falta pasar por los boxes de Honda y Yamaha para comprobar la diferencia".
Pero no todo son gloriosas batallas, también hay heridas profundas. "Ha sido una temporada difícil, con momentos muy buenos, como la primera pole en Qatar y luego en Jerez, y la inesperada victoria en Portugal. Después llegó China y la caída espectacular que me rompió de cuajo los dos tobillos; quise correr en esas condiciones y todavía tengo secuelas por ello. Pero no me arrepiento. Sin embargo, la vida y el campeonato quisieron que las complicaciones no terminaran ahí: me caí en Montmeló y quedé aturdido, repitiendo cien veces las mismas preguntas: '¿en qué curva me caí?, ¿de atrás o de delante? ¿puedo seguir?'. Y cogí mucho miedo a la moto después de todo eso, lo admito, porque creo que es humano reconocer las debilidades. Y no es agradable pasar miedo a 300 por hora. Piensas que algo estás haciendo mal, que quizá no merece la pena. Fueron sólo cinco minutos, pero lo pensé, era demasiado sacrificio y demasiado dolor. Al final regresé y volvieron las risas en las cenas. Todo pasa en la vida si uno es consistente y tiene tesón. Lo superé con vueltas y kilómetros y ahora disfruto de nuevo de lo que más me gusta: montar en moto".
La temporada próxima está llena de incógnitas. Todos los pilotos compartirán marca de gomas, aunque "la cuestión es sobre qué base elegirán los neumáticos". Regresará Sete, "de los pocos que han plantado cara a Rossi". "No es júnior, pero conserva el talento y lo hará bien". Y todavía no se conoce qué número lucirá Lorenzo. "El cambio no está decidido aún, pero es un buen momento para pasar página. El 48 era el dorsal de mi ex mánager, Dani Amatriaín".
El futuro más lejano es todavía más incierto. "Creo tener el talento de ir rápido en moto, pero no sé si tengo alguno más. Se me da bien dibujar desde niño y ahora escribir en el AS, por las horas que paso leyendo libros. Pero de momento prefiero vivir el presente".
Fuente:Diario As.com