Desde 1950, todos los años se celebra una edición del Mundial. Se busca al mejor de cada temporada y siempre hay un campeón, pero eso no significa que el certamen alcance el nivel que se presupone a la Fórmula 1. Hace poco tiempo, Bernie Ecclestone, el gran jefe, proponía determinar el ganador del título basándose únicamente en el número de victorias. El mejor del mundo sería el que más carreras ganase, así de simple. Y con este dato, el Mundial de 2008 sería uno de los más pobres.
A día de hoy, ya sólo tres pilotos aspiran a tan preciado galardón. Lewis Hamilton, el actual líder y gran favorito, lleva cuatro triunfos; Felipe Massa, cinco; y Robert Kubica, sólo uno. Y con dos carreras únicamente por disputarse. Comparado con los últimos veinte años, el ganador de esta edición no podrá catalogarse como un claro dominador. Con su cifra actual, Hamilton ocuparía el último lugar de la clasificación junto al título de Alain Prost en 1989. Y con peores números. Tendría las mismas victorias, pero Lewis lleva dos segundas plazas (podría llegar a cuatro) por las seis del francés... y con dos grandes premios menos en el calendario.
De ganar en China o Brasil, Hamilton igualaría los cinco de Mika Hakkinen en 1999, en una de las ediciones más flojas que se recuerdan. El finlandés ganó con sólo 76 puntos en 16 carreras un Mundial marcado por el grave accidente de Michael Schumacher en Silverstone, donde se rompió la pierna derecha y se perdió seis pruebas. Parece difícil que el Kaiser, de no mediar su accidente, hubiera perdonado ese campeonato.
Ganando las dos próximas citas, Hamilton subiría algún escalón en esta clasificación igualando a Kimi Raikkonen la pasada temporada, a Schumi en 2003 y a Ayrton Senna en 1990. El mismo lugar que ocuparía Massa si resultara ganador del título e incluyera el trofeo de Shanghai o Interlagos en sus vitrinas. Parece difícil pensar que con sus actuales triunfos y la desventaja de cinco puntos con el piloto de McLaren, el brasileño pueda proclamarse campeón sin subir a lo más alto del podio en, al menos, una de las dos carreras que quedan. El caso de Kubica sería trágico para la teoría de Ecclestone. El polaco de BMW tiene un único triunfo, Canadá, y sólo podría llegar a tres. Está a doce puntos del líder y pensar en su victoria final lleva aparejado una hecatombe de Hamilton y Massa en las dos citas finales... aunque recordando 2007 y con los antecedentes de ambos aspirantes no se puede descartar nada.
Lo que está claro es que quedan lejos los años en los que un piloto imponía su ley y dominaba con mano de hierro. Las nueve victorias y tres segundos de Nigel Mansell en 1992, las once y 17 podios de Schumacher en 2002, las trece con quince podios del mito alemán en 2004 o las siete con siete segundos lugares de Fernando Alonso en 2006 son ya sólo bonitos recuerdos.
Fuente:Diario As.com