Tuerce el gesto cuando le preguntan por Susan Boyle, aunque tiene palabras amables para ella. No en vano, la felina Leona Lewis también se sirvió de un talent show -Factor X- para lanzar su carrera al estrellato. Y le ha ido bastante bien: de su primer disco vendió seis millones de copias; el segundo, Echo, publicado el pasado mes de noviembre, es aún uno de los más vendidos en nuestro país. Pero ella, como si nada. Asegura que sigue siendo la misma, que no se ha dejado nada por el camino, que sólo ha "madurado".
Contesta a las preguntas con cierta apatía, pero no por incomodidad, sino por una mezcla entre carácter reservado y cansancio. Horas antes se paseaba por la alfombra roja de los Brit Awards, la gran fiesta de la música británica, en la que Lady Gaga se llevó tres galardones. "La ceremonia fue genial, sobre todo las actuaciones de JayZ y Alicia Keys; y la verdad es que no he dormido mucho…", confiesa. Su fugaz paso por España se debe al lanzamiento local de una revista internacional de tendencias.
Vegetariana convencida
La visita es tan corta que no le va a dar tiempo a ver casi nada de la ciudad, aunque revela que la "arquitectura" de la zona en la que se encuentra su hotel -muy céntrico- le ha encantado. De la comida no menciona palabra; Lewis es vegetariana convencida y, por supuesto, lo de probar manjares como el jamón no está contemplado. Esos rasgos personales –al margen de los físicos, que hacen de su rostro una belleza exótica- son constantemente proyectados en sus canciones. Happy, el que fuera primer single de su nuevo disco, es buen ejemplo de ello.
Por eso le costó elegir qué canciones compondrían el álbum Echo, en el que han colaborado artistas como Justin Timberlake. Su próximo objetivo es, en este sentido, Chris Martin, el cantante de Coldplay, "un magnífico compositor". Y es que desde que la británica saltó a la fama no deja de recibir llamadas: recién salido del horno está el tema principal de la película Avatar, I see you, nominada en los Globos de Oro. "Me encantó Avatar, tardaron doce años en hacerla, así que se merece todos los Oscar que le den", explica.
Pasarse 'al otro lado'
El cine es una de las grandes pasiones de Lewis. Es fan declarada de la mítica Dentro del laberinto –filme en el que se basará la escenografía de su inminente gira- y no descarta pasarse al otro lado si la oferta es buena; "estudié interpretación desde los seis años, así que podría intentarlo". Otro de sus sueños siempre fue el de ser "una diva de la ópera", de hecho, cuando era más joven cantaba piezas de Handel y Verdi, hasta que descubrió "la música contemporánea", y ahí se quedó. Hoy parece agradecerlo.
"Íntima" de la familia McCartney, sobre todo por su lucha contra el uso de pieles de animales en la moda, entre otras cosas, la cantante es celosa de su vida privada, algo que ha sabido preservar, "con algo de dificultad", a pesar de su fulgurante y corta carrera. La parte buena de ser tan conocida, apostilla, es la de “compartir tu música con gente de todo el mundo”. El próximo mes de mayo así lo hará, en vivo y ya sobre un escenario en condiciones.
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