Por fin. El 19 de agosto del 2009, a las 23:29 horas, cuando se inició el segundo tiempo, debutó el fichaje estrella del FC Barcelona para la temporada 2009-2010: Zlatan Ibrahimovic. Hacía tiempo que el sueco esperaba este momento, pero una inoportuna lesión en la muñeca izquierda retrasó su entrada en el equipo hasta el Gamper. Se había perdido los tres partidos de la gira por Estados Unidos (LA Galaxy, Seattle Sounders FC y CD Guadalajara) y el estreno de su nuevo equipo en competición oficial, ante el Athletic Club, en la ida de la Supercopa, donde el Barça se impuso por 1-2 y encargó el primer título del presente curso.
Ibrahimovic saltó al campo con una protección en la zona lastimada para evitar contratiempos, pues está previsto que el próximo domingo, en la vuelta de la Supercopa, debute de forma oficial con el cuadro catalán.
El espigado jugador fue de menos a más. Empezó frío, algo estático, pero muy atento a todo lo que sucedía a su alrededor.
A los 21 minutos forzó un saque de esquina ante Onouha. A los 23 no llegó a rematar, pese a su estatura, un balón colgado por Thiago desde la izquierda. Y a los 28 remató por primera vez a portería, con la derecha, raso, pero su chut lo rechazó con los pies el meta inglés. Dos minutos después cayó dentro del área, reclamando los más de 94.000 espectadores pena máxima, no concedida por el árbitro.
Siguió insistiendo el sueco, que cada vez estaba más metido en el partido... A los 31 probó otra de sus especialidades: el disparo desde una larga distancia. Sin embargo, pese a su zapatazo con la derecha, el meta del Manchester City se hizo con el balón, no dando opción alguna a un segundo remate.
Los minutos fueron pasando y sus intervenciones fueron más los pases cortos y los regates que los disparos a puerta. Al final, en 45 minutos, no pudo lograr su objetivo, ni de ‘taquito’, a un minuto del final, otra marca de la casa. Ya hubiera sido demasiado que convirtiera uno así... En cualquier caso, dejó un muy buen sabor de boca, muy buenas sensaciones y que puede formar un tándem letal con Messi, con quien trenzó jugadas que hicieron vibrar al Camp Nou por su precisión y peligrosidad.
Fue una jornada muy especial para el sueco, que saltó al terreno de juego con la camiseta del FC Barcelona por segunda vez en la rueda de presentaciones. Y, como en la primera, el día de su presentación (27 de julio), con el ‘9’ en la espalda.
Ibrahimovic volvió a escuchar los aplausos del público y se le vio muy contento, sonriendo con facilidad y haciendo comentarios con sus compañeros.
Poco después participó en el entrenamiento y empezó el partido sentado en el banquillo, con Pep Guardiola a su izquierda. Demostró que el banco no es su hábitat natural. El ariete anhelaba ingresar en el terreno de juego, se le veía nervioso, con ganas de entrar en acción.
Siguió con especial atención las jugadas de ataques, pocas, que protagonizó el Barça. Las internadas de Jeffren, tanto por banda izquierda como por banda derecha, las de Pedro, las diagonales de Bojan... Y se quedó helado cuando el Manchester City, por mediación del búlgaro Martin Petrov superó a Pinto con un disparo raso...
También esperó que, como hicieron Messi y Alves, saltar a la banda para calentar, como hacían el argentino y el brasileño. Pero tuvo que esperar muy poco para que el técnico le diera permiso para hacer lo mismo... Corría el minuto 43 con 25 segundos (las 23:08 horas) cuando el delantero sueco empezó a ejercitarse y a ver ya muy cerca el esperado debut, que sabía que iba a producirse en el segundo tiempo. Ibra, como el resto de jugadores que participarían en la segunda mitad, no volvió al vestuario. Se quedó en el campo calentando.
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