Si algo funciona, no lo toques. Es de sentido común, y de eso Vicente del Bosque anda sobrado. Por eso, mantuvo el bloque de la Euro, lo dispuso de forma similar sobre el terreno de juego y confió en el talento de los centrocampistas, el verdadero tesoro de este equipo. En la primera parte, a los españoles les costó entrar en juego, ya fuera por el shock que produjo la tragedia de Barajas o por falta de tensión competitiva. Pero, en la segunda, el grupo recordó cómo fue feliz hace un par de meses en Austria. Xabi abrió la lata y los goles fueron cayendo como fruta madura mientras los españoles se asociaban con soltura en todas las zonas del campo. Del Bosque fue fiel a la consagrada idea de Luis Aragonés y los futbolistas le premiaron con un debut plácido y hasta feliz. Aunque no será por este partido por lo que se recordará este 20 de agosto de 2008.
Dicen que los jugadores no querían salir a jugar el bolo danés. Pero, entre el dinero y lo que no es dinero, siempre gana lo mismo. Así que hubo partido, aunque fútbol, lo que se dice fútbol, sólo en la segunda mitad. Y español, por supuesto.
A lo mejor a Del Bosque no le quedan perfectos los trajes; quizá no hable cuatro idiomas. Pero de esto algo sabe, como Luis. Y es una evidencia, desde hace años, que la fuerza de España está en el centro del campo. Desde ahí ganó la selección la Eurocopa y desde ahí ganó este partido. El hecho de los tres goles los hicieran centrocampistas también es sintomático. Si sabes jugar, juegas donde sea.
Sin embargo, al principio España no quiso. O no lo parecía. Del Bosque apostó por un 4-4-2, con Silva y Villa intercambiando posiciones en los primeros minutos. Pero el balón apenas paró en los pies de los ‘bajitos’ de España; es mas, un par de arreones de los daneses obligaron a sendos esfuerzos de Casillas y Puyol. Cierto es que Martin Hansson, trencilla del evento, se tragó un penalti de libro sobre Fernando Torres. Pero no fue hasta el descuento cuando España despertó.
Torres cayó a la izquierda y metió un balón que Xavi empaló con mala idea. El paradón de Sorensen fue el preludio de otro buen intento, éste de Iniesta. Parecía que el descanso iba a enfriar a los de amarillo (ahora que no está Luis se puede decir que la camiseta, en efecto, es amarilla), pero Del Bosque los espabiló con dos cambios, Xabi Alonso y Diego Capel. Cinco minutos bastaron para que Torres y el tolosarra activaran la ‘conexión Anfield’, una acción muy similar a la Xavi, pero esta vez por la derecha, sombrero del madrileño incluido, y final feliz.
Fuente:Marca