Era uno de esos días en los que dices: "Vaya, Kobe no ha jugado demasiado bien", pero llevaba 29 puntos y ocho asistencias. Era uno de esos días en los que, con dos abajo y algo más de 30 segundos por jugarse, todos sabíamos que el balón iba a ser para él. Era uno de esos días en los que Gasol bloquearía al de Philadelphia para que decidiera si tirar de media distancia o penetrar. Pero no, no era uno de esos días en los que Kobe anota la canasta del millón de dólares. En bote, Dwight Howard le limpió la bola sin aparente esfuerzo, y, aunque Gasol se tiró al suelo y se la devolvió a su jefe de filas, éste la volvió a perder.
Hay días en que hasta los dioses se equivocan, y hoy fue uno de esos. Los Lakers tuvieron la oportunidad de matar la serie, pero la dejaron escapar por un detalle que otro día sería nimio, pero hoy fue crucial. La serie se pone 2-1 para los Lakers y da un paso para, al menos, regresar a Los Ángeles.
Los Lakers tuvieron una oportunidad importantísima de haber matado la serie, pero no la aprovecharon. Antes, jugaron un partido muy serio contra un rival potente, que tuvo en un hombre a su inesperado líder: Rafer Alston.
'Skip to my Lou' tomó enseguida el mando del ritmo del partido, desbordando cada vez que quería a un Derek Fisher que no está físicamente para lidiar contra uno de los bases más rápidos de la NBA. El soberbio primer tiempo de Kobe (21 puntos y tres asistencias) sostenía a los Lakers, que empezaban fuertes (2-8, minuto tres) y terminaban flojeando (59-54 al descanso, la máxima de los Magic, tras dos triples de Rashard Lewis, que apenas había aparecido).
Pau, con cuentagotas
Las dos faltas que cometió el español en el primer cuarto le frenaron el ritmo, y el hecho de que, por fin, Andrew Bynum no se cargara de faltas y pudiera jugar 23 minutos (aunque de nuevo inoperante, cuatro puntos y cuatro rebotes), facultaron a Pau para jugar más lejos del aro, sobre todo en defensa: se emparejó mucho menos con Howard. Eso le alejó del rebote defensivo.
En la segunda parte sí que surgió, ejerciendo de co-estrella cuando se le necesitó. Algún destello al poste bajo mostró sus galones. Al final, sin aparecer demasiado, firmó 23 puntos con 9/11 en tiros. Es impresionante lo efectivo que es.
Pero el gran artista invitado del partido fue Mickael Pietrus. Si bien la defensa de Courtney Lee sobre Kobe fue brillante por momentos, el francés se multiplicó en defensa y en ataque, convirtiéndose en un quebradero de cabeza para los Lakers en todo momento.
En su mejor momento de juego los Magic tuvieron su máxima renta (91-82 a 7:45 del final), pero a cada arreón los Lakers siempre respondían: Ariza, Pau y Fisher anotaban hasta colocar a su equipo con 8/8 en tiros en el cuarto decisivo a 4:49 del final.
99 iguales y mucho miedo...
Los Lakers callaron al Amway Arena con dos tiros libres de Pau a 2:41 del final, aunque Orlando repondió. Y llegaron los dos fallos de Kobe, error en un tiro libre y la pérdida definitiva, y se acabó el partido. La serie está dos a uno y más abierta que nunca.
- Spoiler:
Marca.com