Con otitis y fiebre, pero con fuerzas para acordarse de aquel Mundial 2007 en el que McLaren le impidió ser campeón, Alonso dio su opinión sobre el comportamiento de la escudería británica en el caso de Hamilton en Melbourne: "Me enteré por el ordenador en el hotel. No me afectaba demasiado porque no influía en mi posición. Ni me iba ni me venía. Y claro que me recordaba a 2007. No es la primera vez que van a ver a los comisarios, que mienten a los comisarios, tarde o temprano tenían que sancionarles". Preguntado sobre si se acordaba de Hungría 2007 afirmó: "Por supuesto. Perdí el Mundial por un punto y en Hungría me jugaron una mala pasada".
En Hungaroring, la FIA sancionó sin pruebas a Alonso por impedir que Hamilton hiciera su último intento. El asturiano ralentizó al inglés y puso en juego su propio asalto a la pole después de que el británico se autoadjudicara el beneficio de la vuelta extra que le correspondía al español. El reglamento no contemplaba una sanción al caos de un equipo y la FIA decidió quitarle cinco puestos en parrilla a Fernando sólo por el testimonio de Hamilton, contrario a las comunicaciones por radio y a la opinión de la escudería.
Un equipo serio habría impedido la rebelión del británico, pero no fue así. Una temporada y media después, Trulli se encontró la misma incomprensión en los comisarios: "No me creían, les dije que Hamilton me dejó pasar y no me creyeron". Volvieron a creer al piloto inglés, pero esta vez sí le pillaron la mentira, le descalificaron y le quitaron la careta.
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