El Numancia sabe volar. El conjunto soriano abandona los puestos de descenso y reclama su derecho a sentirse de Primera. Recupera su fuerza en Los Pajaritos, que vuelve a ser una muralla infranqueable. Con once y con diez, remontando un marcador adverso y marcando su estilo, que no es poco. Kresic, albacea del testamento de Arconada, amargó el regreso del técnico vasco a Soria y de paso le mete en problemas. Porque asusta la incapacidad del Almería y sus síntomas no auguran nada bueno. Se desdibuja con el paso de las jornadas, tiene complejo de sí mismo. Los jugadores rojiblancos no saben gestionar ventajas a domicilio ni chutar a puerta contra diez. Eso por no hablar de la Negredodependencia. Sin El Animal no sabe sobrevivir este Almería.
Y eso que Solari se puso pronto el disfraz de Negredo. El Tano, de ilustre apellido, quiso reivindicar su propio nombre transformando un penalti sobre Carlos García. Tanto tempranero de penalti, como en el Reyno dos jornadas atrás. Pero como ante Osasuna, se dejó empatar pronto. Quero, un pequeñajo de 1,60, destrozó la cintura al casi siempre eficaz Bruno e invitó a Del Pino a sumarse a su fiesta. Una vez más, el Almería se desajustó en defensa. Otros nombres, mismos fallos.
Quero, un perfume caro en el frasco más diminuto, insistió con eléctricas internadas en romper el choque. Goiria casi culmina la remontada tras una de sus variadas jugadas. Arconada no lo vio claro y sentó a Soriano en el descanso para dar entrada a Corona. No fabricó el fútbol esperado.
Mientras se buscaba el pulso el remozado Almería, Goiria aprovechó un balón peinado por Barkero para batir a Alves. Como en su etapa en el Eibar, se subió la camiseta a la altura de la nariz para celebrarlo. Su cara tapada no escondía su alegría, que era la de toda Soria, más de Primera que nunca. A nadie le importó que el tanto llegase en claro fuera de juego. No obstante, más allá del orsay, sólo hubo un equipo en el campo. Desesperado, Arconada retiró a Juanito y dio entrada a Kalu Uche. Sacrificó el doble pivote y no halló nada a cambio. Ni ante diez, cuando Barkero fue expulsado por una fuerte entrada a Juanma Ortiz.
Continuó el Numancia esperando con inteligencia al Almería, consciente de que sus prisas y su necesidad provocarían pérdidas de balón y, por extensión, contragolpes. Sólo una vez se encontró a sí mismo el Almería, pero Piatti mandó a la nada el empate tras la única buena combinación rojiblanca en 90 minutos. En ese momento, Kresic se volvió a las gradas reclamando presión, jaleo, aplausos. No se suelen escapar estos partidos en Los Pajaritos, que recupera sus señas de identidad. El Almería las está perdiendo.
Fuente:Diario As.com