Grande, grande Fernando, bravísimo, Piquet es cuarto, fantástico!" Un emocionado Flavio Briatore recupera por radio las frases de los viejos tiempos, mientras Fernando Alonso no deja de gritar y se dirige a su tropa: "¡Gracias chicos, gran trabajo!". Alonso firmó en Fuji su segunda victoria consecutiva, inesperada, pero sin suerte o coche de seguridad al que agarrarse. Fue un triunfo de maestro, digno del rey de las carreras, ése al que Renault ha terminado por darle el tercer coche de la parrilla, a espaldas de Ferrari y McLaren. Él ha respondido con dos sonoras exhibiciones de ritmo en carrera y ausencia de errores. Lo mismo de lo que carecieron Massa y Hamilton, los principales candidatos al título mundial, a los que la presión atenazó en la primera vuelta, sufrieron sendas sanciones por su exceso de fogosidad y terminaron penando por la pista para ver quién era ayer el menos malo. Ganó el brasileño de Ferrari, que le recorta dos puntos al inglés (uno de ellos ganado in extremis por una sanción a Bourdais), y ahora está a cinco a falta de dos carreras. A Lewis le queda el honor de protagonizar la llegada a la primera curva más desaforada e incomprensible en un líder del Mundial, y de haberse desdoblado del ganador Alonso cuando éste ya sólo pensaba en la manera de celebrar la victoria.
Esta vez no hubo ningún show especial, se limitó a repetir el golpe en el pecho al estilo Usain Bolt que ya hiciera en Singapur y a irse lanzado a saludar a su compañero Piquet. Por primera vez en lo que va de año, los dos coches naranjas armonizaron su rendimiento. Massa consiguió una vuelta rápida estratosférica en su persecución final a Webber, al que adelantó por velocidad y sobredosis de coraje pegadito al muro a más de 300 km/h. El brasileño marcó un tiempo de 1:18.426, por el 1:18.995 de Kimi, 1:19.101 de Alonso y 1:19.199 de Nelsinho. El ovetense se pasó las últimas vueltas contemporizando, quizá podría haberlo bajado un poco más en las últimas vueltas. Prefirió preservar el motor. Hamilton, undécima vuelta rápida, marcó su mejor registro en la 65 cuando intentaba alcanzar a toda costa a su obsesión española de Renault. Fernando le dejó pasar para que su adversario gastara una vuelta más de motor con el propulsor a 19.000 vueltas.
Si llega a quedarse justo detrás se había ahorrado una vuelta antes del duro Shanghai, pero así es, para lo bueno y para lo malo, el piloto que puede proclamarse campeón en China si gana y Felipe termina cuarto o más atrás. Ambos están protagonizando un duelo de tortugas erráticas por el título. Si analizamos las últimas seis carreras, Alonso ha sumado 35 puntos, Hamilton, 26, Massa, 24 y Kubica, 24. Lástima que Renault no hubiera despertado antes, porque el campeón español se encuentra séptimo a apenas tres puntos de Kovalainen y a ocho de Heidfeld. Pese a decir que no le importa, ganar a su sustituto en McLaren con un Renault sería para él un pequeño triunfo.
Su compañero de póker, el rapidísimo Robert, consiguió un segundo puesto sensacional que le permite llegar a la recta final aún con posibilidades de ser campeón. Está a doce puntos de Hamilton con veinte en juego. La lástima es que lucha con la misma desigualdad que el pueblo de Madrid ante la carga de los Mamelucos en 1808. El podio se convirtió en una reunión de amigos, con el piloto de BMW y Fernando de animada charla.
Kubica fue el más listo en la montonera de la primera curva. Raikkonen adelantó a Hamilton con una salida magistral. Lewis se quedó en la salida y Kovalainen le desafiaba. Entonces se sacó de la manga una frenada de bolera. Su MP4/23 se desbocó tanto que se convirtió en un misil sin control y obligó a los Ferrari y a su compañero a salirse también de la pista. Fue sancionado con un drive through por ello. Apenas media vuelta después, Massa le tocaba cuando Lewis le intentaba pasar y los comisarios le impusieron idéntica sanción.
En la montonera de la salida, Heikki tocó el alerón delantero de Iceman, que vio dañado el rendimiento del F2008 por este motivo durante toda la carrera. Kubica pasó por el interior, con Alonso, y la carrera se convirtió en un mano a mano entre los dos. El maestro de Oviedo preguntaba ya entonces a boxes: "¿Quién es mi rival por la victoria?". Le pasó en la primera parada, más corta de lo normal. Salió tres vueltas más corto que su adversario y comenzó a correr de una manera admirable. Con todas las vueltas en 1:19 y una tanda final entre el 1:19.1 y el 1:19.4. Le endosó doce segundos antes de la siguiente detención y bajó desde entonces las revoluciones. El interés se quedó entonces en el duelo de Kimi y Kubica por la segunda plaza. El polaco le aguantó en paralelo tres curvas y dejó bien claro que él también está destinado a ser algún día un grande.
Fuente:Diario As.com
