El espionaje a los vicepresidentes del Barça buscaba sus puntos débiles

El espionaje a los cuatro vicepresidentes del Barcelona encargado por el club no buscaba su protección sino sus puntos débiles, según informa hoy 'El Periódico de Catalunya', diario que reveló la trama, lo que desmonta la versión de los hechos que ofreció el director general del club, Joan Oliver. El dossier, por el que el club pagó 56.000 euros, afectan a cuestiones empresariales y patrimoniales de los investigados y también a aquellas que podrían tener efectos negativos a nivel mediático. Según el periódico, la investigación tenía un propósito electoral.

Los detectives no hacen ninguna referencia a cuestiones relacionadas con la protección o la seguridad de los vicepresidentes Jaume Ferrer, Joan Boix, Joan Franquesa y Rafael Yuste y sí a su perfil como directivos. De Jaume Ferrer el informe dice que "tiene vinculaciones políticas y empresariales" con Jordi Pujoly que "está procesado por apropiación indebida y delito societario al considerar su ex suegro, y dueño de la empresa, que realizó competencia desleal". De Franquesa se dice que está imputado por "presuntas irregularidades cometidas al permitir la instalación de la empresa farmacéutica Boheringer" en San Cugat, localidad en la que fue concejal de Urbanismo.

Sobre Boix se informa que "es un hombre poco carismático pero sin tachas morales" y de Yuste se argumenta que "no tiene perfil de directivo".

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