El Barcelona de Guardiola sigue batiendo récords. Tras la victoria de ayer ante el Villarreal se convirtió matemáticamente en campeón de invierno a falta de tres jornadas por disputarse y firmó el mejor arranque liguero de toda la historia. De las 15 veces que ha acabado líder en la primera vuelta, en ocho la Liga acabó en las vitrinas del Camp Nou.
Con la victoria de ayer, este Barça se pone en los mismo registros que hubiera tenido el Real Madrid de la campaña 60-61 si por entonces la victoria hubiera valido tres puntos. Aquel Madrid sumaba tras los 16 partidos de Liga 13 victorias, dos empates y una derrota, los mismos registros que los de Guardiola.
Sus números son de récord, ya que basan su potencial en una organizada defensa, en una presión diabólica sobre el rival y, sobre todo, en un potencial ofensivo que le ha hecho ganar nueve de las 13 victorias que suman por más de un gol de diferencia. Y lo que ha mostrado ante los rivales directos por el título dice mucho del equipo de Guardiola.
Era un campo gafe
Su trayectoria está siendo tan meteórica que se marchan de vacaciones navideñas dejando al segundo clasificado (Sevilla) a diez puntos y al eterno rival, el Real Madrid a doce. Guardiola ha conseguido resucitar a este equipo y firmar un primer tramo de temporada digno de entrar en los anales de la historia con un juego vistoso y, además, culminándolo en uno de los estadios que peor se le dan en la historia a los culés, El Madrigal.
El Barcelona llegaba a Castellón habiendo ganado sólo un encuentro de sus últimas seis visitas al estadio del equipo de Manuel Pellegrini.
Fuente:Marca.com