Al grano. ¿Por qué es usted un nuevo Guti?
No es que sea un nuevo Guti, es que estoy muy ilusionado con este proyecto. Cuando llegas a cierta edad y ves que el club hace un esfuerzo tremendo para traer a estos magníficos jugadores y analizas que has llegado a tu última etapa, pues te gusta estar ahí para despedirte a lo grande y que el último recuerdo que le quede a tu afición sea con tu presencia en el campo.
No nos regatee. Todos lo años se ha visto desplazado por los fichajes y eso le quitó foco. Ahora con Kaká y Xabi pudo imaginar que su etapa en el Madrid se había acabado.
No les voy a negar que he tenido un verano de muchas dudas. Tanto a nivel personal, porque lo he pasado francamente mal, como a nivel de club. Veía que iba a hacerse una limpia y no sabía si iban a contar conmigo. Llegué a verme fuera, pero Pellegrini habló conmigo y me dejó las cosas claras, me dijo que iba a contar conmigo y eso me ayudó mucho. Me convenció. Veía que un hueco para mí era difícil, pero sus palabras valieron mucho para que ahora esté aquí disfrutando como nunca del fútbol.
¿Tuvo ofertas para irse?
Sí, de Inglaterra, Grecia, países árabes, de España... Le comuniqué al club que quería pensar bien mi futuro. Hablé con Valdano y le dije que mi futuro era incierto y que tenía que pensarme bien lo que iba a hacer. El 50% de mí me decía que me fuera del Madrid y el 50% que me quedara. Al final, como todos los años de mi vida aquí, he hecho lo mejor para mí: quedarme aquí. No me quería irme del Madrid por la puerta de atrás y sí por la puerta grande.
Valdano dijo en AS ayer que el éxito actual de Guti se debe a Guti, igual que sus malas rachas se debieron también al propio Guti
Soy consciente de que eso es sí. Cuando he tenido etapas malas y mi rendimiento no ha sido bueno se ha visto reflejado en el campo y las críticas recibidas quizás me las había ganado. También es verdad que ahora me siento bien conmigo mismo y jugando, y seguramente yo soy el que más ha puesto de su parte para eso.
Pellegrini tiene desconcertada a la afición. ¿Saben ustedes a qué juega?
Por supuesto que sí. No es fácil llegar a un club como el Madrid y compaginar tantas estrellas nuevas. No se le puede pedir desde el primer minuto que lo tenga todo hecho. Hay una materia prima espectacular, pero hay que dejarle tiempo. El juego no es todavía brillante, pero los resultados son buenos. Cuando esto funcione el fútbol estará a la altura de lo que la gente espera.
¿No es mejor jugar con tres centrocampistas que con cuatro delanteros?
No hay que ser tan exclusivistas. Hay dos modelos de juego y según las circunstancias podemos hacer daño por los dos caminos. Por eso el míster está haciendo tantas rotaciones y por eso en el Bernabéu está tirando de más hombres de ataque para ser más directos y fuera de casa prefiere más posesión de balón para controlar. Pellegrini es un tío inteligente y un gran psicólogo. Está llevando al equipo por el buen camino.
Pero a la gente le choca eso de las rotaciones en septiembre. No será porque ustedes están cansados tan pronto
Tiene dos explicaciones. Una, que esta plantilla es lo suficientemente amplia como para buscarle minutos a todos. Y segunda, porque es bueno tener a todos contentos. Cada uno tiene que tener sus minutos para sentirse útil y saber que puede aportar algo al equipo. Cuando quieres los tres títulos a final de temporada es mejor llegar frescos y en ese período definitivo seguro que habrá menos rotaciones.
¿Y el Sevilla será el domingo el termómetro definitivo?
Seguro. El Sevilla es un gran equipo, con gente como Negredo, Luis Fabiano y Kanouté arriba, y tan completo que puede poner en duda eso que habéis llamado la Liga Bipolar. Ante el Sevilla tendremos una verdadera medida de cómo estamos.
Hablando de la Liga Bipolar, ¿es innegable que el Barça juega mejor?
Debemos llegar al estilo del Barça en el sentido de controlar el juego y controlar la pelota, algo que es fundamental para clubes grandes que no quieren correr sin balón. Pero el Barça ya tiene el equipo hecho hace años, con la misma filosofía, y nosotros estamos en plena construcción.
Usted está no en reconstrucción, sino en reconversión. Lleva tres goles, más que Forlán o el Kun.
Tiene una explicación clara. Pellegrini me pone de mediocentro, pero me da plena libertad para incorporarme desde atrás y llegar arriba en busca de un último pase o un remate a gol. El míster no quiere gente estática o fija, y esa movilidad permutando posiciones va muy bien a mi fútbol.
¿Son necesarias las concentraciones? Pellegrini lo exige.
Para mí no. Pero cada maestrillo tiene su librillo y acatamos su opinión. Todos somos mayores y sabemos la disciplina que requiere el Madrid, pero no le damos más vueltas.
Pronto se cumplirán 14 años del debut del 14. En ese tiempo ha tenido 15 entrenadores. ¿Quién le ayudó más?
Del Bosque fue el que me hizo más feliz como futbolista. Fue una etapa muy buena. Aprendí de todos, también de Capello. Es un hombre muy realista, que tiene los pies en la tierra siempre. Me transmitió lo que un jugador necesita para estar en el Madrid: sólo con la calidad no se vive aquí. Me hizo comprender que debía dar pasos adelante en mis características para evolucionar.
¿El que peor le entendió fue Juande Ramos?
No, miren, el peor para mí fue Heynckes. Parecía un hombre que hablaba poco y tímido, pero o a mí me pilló muy joven o tenía otra propuesta de juego. Nuestra relación no era ni siquiera cordial.
Catorce años después sobreviven sólo Raúl, Casillas y usted.
Eso me hace ser consciente de que pronto nos tocará salir a nosotros. El final se está acercando. La edad es la edad y la gente viene apretando mucho, pero mantenemos la ilusión de hace catorce años. Estoy orgulloso de lo que he hecho en mi carrera. El otro día vi una estadística en la que yo aparecía como el décimo jugador con más partidos oficiales en la historia del club. Eso significa que algo he hecho. También entiendo que hayan pedido más de mí y que yo debería haber dado algo más. Pero no gano nada con mirar atrás. Espero que el madridismo vea estos últimos años la mejor versión de Guti...
El implacable Tendido del 7 del Bernabéu ha dejado de increparle desde hace dos años. ¿Ha dejado de ser usted la eterna promesa?
Afortunadamente es así. En el Bernabéu estoy muy a gusto ahora. Siempre fue una asignatura pendiente para mí lo de la afición. Pero hasta en la calle noto el cariño de la gente. Estoy en mi mejor momento con el Bernabéu. El único que va a marcar si las cosas van a seguir bien o mal soy yo.
Hablando del Bernabéu. La final de la Champions se juega aquí el 22 de mayo. Usted tiene una espina. Nunca jugó un minuto en ninguna de las tres finales en color. Es su asignatura pendiente.
En la Séptima no estuve por Heynckes; en la Octava porque estaba lesionado y en la Novena porque la lesión de César me impidió salir. Les voy a decir algo. Un amigo me dijo el otro día que soñó que ganábamos la final de la Copa de Europa con un gol mío. ¡Después de eso seguro que ya me podría retirar tranquilo!
Llevan varios años haciendo el ridículo en Europa.
No soy tan duro, pero no voy a negar que estos años el Madrid ha sido infiel a su historia. No podemos caer en octavos y con esa imagen tan pobre. Ante el Marsella tenemos que empezar a dar otra imagen en Europa. Intuyo que nos toca vivir una etapa muy buena.
¿Qué tal fue jugar con Zidane y Ronaldo?
Dos futbolistas de otra dimensión. Zidane es el jugador más grande con el que he estado en un campo. Y Ronaldo ha sido el mejor delantero que haya visto jamás. Estando en forma era imparable.
Jugar el Mundial en Suráfrica es hablar por hablar.
¿Por qué? Ahora me haría una ilusión que no imagina. Ver a esta selección es un placer y su fútbol me entusiasma. Nunca jugué un Mundial y una Eurocopa. Y Del Bosque es amigo mío (sonríe).
Fue un placer, Gutiérrez.
Igualmente. Creo que este año nos vamos a divertir.
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