Los ciclistas modestos, que en los pelotones representan al pueblo llano, viven de etapas como la de ayer. Para empezar necesitan de una jornada de transición, apta para las fugas, incierta para los velocistas y que por alguna razón resulte poco estimulante para las clases medias y altas. En este caso la oportunidad la planteaba un trazado rompepiernas y la razón la ofrecía el calor asfixiante, que había subido la temperatura hasta los 40 grados.
En esas condiciones, de fracaso probable y palizón seguro, sólo se mueven los valientes y los locos, la aristocracia de los modestos. Y si hago categorías en la amplitud del pueblo llano, es porque los nombres de los rebeldes casi siempre se repiten. De manera que al final de una gran carrera queda una clasificación de irreductibles, ciclistas que, a falta de victorias, te venden lo que anuncian.
La escapada de ayer reunió a un grupo de corredores casi con tantos antecedentes penales como años en ristre: Bingen Fernández (36), Malagueta (33), Pérez Arrieta (32) y el holandés Pronk (35). Como se puede imaginar, se entendieron bien. Conscientes de la dificultad de su empresa se repartieron ordenadamente los premios que se encontraron. Así, la montaña fue para Malagueta, los sprints especiales para Pérez Arrieta y el sprint solidario correspondió a Pronk. Si Bingen renunció a su ración fue por veterano y por generoso.
La aventura, que alcanzó una ventaja de seis minutos, cumplió su objetivo publicitario. Andalucía (Malagueta) insiste en su oferta de ocio, Contentpolis (Pérez) se descubre como un espacio para la creación audiovisual y Vacansoleil (Pronk) nos sigue invitando a pasar las vacaciones en un cámping. De Cofidis (Bingen), ya teníamos noticia: créditos telefónicos y un patinazo histórico: ficharon a Armstrong y se deshicieron de él cuando enfermó de cáncer, sin haber debutado siquiera.
Columbia, por detrás, fue el equipo que se responsabilizó de la caza. En concreto, el mallorquín Reynés y el checo Rabon, contrarrelojista con victorias en Murcia, Romandía y en su campeonato nacional. No hubo más noticias entre los perseguidores. La subida a Benigánim no deparó movimientos entre los favoritos aunque sí registró escaramuzas de alto rango. Probaron, sucesivamente, Ballan (campeón mundial), Breschel, Gilbert y Moncoutie. Pero la jauría había decidido sprint.
Sorpresa.
Y volvió a sorprendernos. Cuando esperábamos a Greipel, Boonen o Freire, surgió el esloveno Borut Bozic, del Vacansoleil holandés, un equipo que fue invitado para tener un gesto con el público de los Países Bajos y que se ha revelado como uno de los más combativos de la carrera. Bozic, por lo demás, no es un membrillo. Acumula once triunfos en los tres últimos años y su adaptación al calor tropical queda de manifiesto con sus tres victorias (y dos segundos puestos) en la Vuelta a Cuba de 2006.
Farrar fue segundo, Boonen quinto y Greipel décimo. Muy cerca, los grandes candidatos al triunfo final: Evans (8º), Basso (12º), Samuel (13º) y Valverde (14º). Freire entró el 116º para despistar a la polic cuando no le miren, dará el golpe.
Greipel tomará la salida en la crono de hoy en último lugar, aunque todo apunta a que será su último contacto con el liderato. Los favoritos se ordenan esta tarde en Valencia y por primera vez conoceremos las intenciones de unos y otros, los tapados y los escaqueados. Si no contaran las magulladuras y los kilómetros recorridos bajo la lluvia y últimamente sobre el brasero, podríamos decir, sin ser muy originales, que la Vuelta empieza hoy. Y ya no permitirá un descanso.
Ser modesto se hace, desde esta misma hora, un ejercicio de heroica supervivencia y anónimo sufrimiento. Pese a todo, los veremos. En cuanto el ambiente recomiende precaución y calma, justo entonces, aparecerá un ciclista de flaco palmarés para recordarnos cómo se publicita un producto y cómo se defiende el orgullo.
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