La incertidumbre sobre el estado de Rafael Nadal, que afronta un nuevo periplo por el único Grand Slam que falta en su palmarés y el nuevo reto del número uno del mundo y vigente campeón, el suizo Roger Federer, ante la conquista de su sexto éxito consecutivo en Nueva York, alumbran la puesta en escena del cuarto y último 'major' del curso, que echa a andar el lunes en las instalaciones de Flushing Meadows.
Despojado no hace mucho de su condición de número dos del circuito, situación con la que no vivía desde 2005, Rafael Nadal pretende dar muestras de la recuperación su mejor nivel sobre el cemento neoyorquino.
Después de 73 días distanciado de la competición a causa de la lesión en sus rodillas que se delató en Roland Garros, el balear retomó las sensaciones competitivas hace menos de un mes. Para disputar los Masters 1000 de Montecarlo, donde progresó hasta los cuartos de final para perder con el argentino Juan Martín del Potro y de Cincinnati, donde cayó en semifinales frente al serbio Novak Djokovic.
Con limitada preparación asume Nadal el Abierto de Estados Unidos. Con el recuerdo del pasado curso, donde firmó el mejor papel de su carrera con la semifinal que perdió con el británico Andy Murray, la raqueta que le ha apartado del número dos del circuito.
Un duelo que se advierte en las lejanías del cuadro individual si ambos son capaces de salir airosos de sus enfrentamientos precedentes. De inicio, Nadal, que acumula este año cinco torneos -el Abierto de Australia, los Masters 1000 Roma, Montecarlo e Indian Wells y el Conde de Godó- más las finales perdidas en Madrid y Rotterdam, jugará con el francés Richard Gasquet, de vuelta a la competición tras dos meses de sanción por positivo de cocaína. Nunca el español ha perdido con el galo.
Murray, por su parte, siente que está en su hora de la verdad. Instalado en la nobleza del circuito desde hace tiempo, le acucia la necesidad de conquistar un Grand Slam para dar lustre a su condición de número dos del circuito y su cosecha de trece títulos, cinco este año. La ausencia de un 'major' obsesiona al escocés, que arrancará ante el letón Ernests Gulbis.
Por el otro lado del cuadro transitará Roger Federer, al que nuevos retos le aguardan en Nueva York. El amo de Flushing Meadows en el último lustro ha recuperado su mejor nivel. La desaparición de la competición de Nadal ha dado sosiego al helvético, que ha saldado este curso sus deudas con la historia. Conquistó por fin Roland Garros y en Wimbledon acumuló su decimoquinto Grand Slam, para dejar atrás al estadounidense Pete Sampras y erigirse como el mejor de la historia.
Un nuevo éxito en el Abierto de Estados Unidos puede subrayar su amenaza entre las leyendas ilustres del torneo. Federer empezará contra el estadounidense Devin Britton, de 18 años y 1364 de la ATP, invitado de la organización.
Por su lado camina el serbio Novak Djokovic, número cuatro y que comienza con el croata Ivan Ljubicic. Finalista hace dos años ha perdido parte de su protagonismo y de las expectativas en favor de Murray. La superficie la va bien al balcánico, finalista en Cincinnati.
El cuadro femenino está alentado por el regreso a la competición de la belga Kim Clijsters. Retirada del tenis el 6 de mayo de 2007, obligada por las continuas lesiones que sufrió durante sus últimos años de competición, ha sido invitada por la organización del Abierto de Estados Unidos, donde venció en 2005.
Número uno del mundo en 2003, se estrenará contra su compatriota Kristen Flipkens en un torneo en el que las hermanas Venus y Serena Williams aparecen como favoritas, a pesar de la condición de número uno de la rusa Dinara Safina, a la que la conquista de un Grand Slam se le resiste permanentemente.
Las estadounidenses, sin embargo, están en el mismo lado del cuadro, que desecha cualquier opción de una final entre ambas. Serena Williams, segunda cabeza de serie, empezará ante su compatriota Alexa Glatch. Venus tiene como rival a la rusa Vera Dushevina. Dinara Safina comenzará con la australiana Olivia Rogowska.
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