Tuvieron que alinearse bastantes estrellas para que Usain Bolt no firmara su tercer récord mundial en Berlín, en el 4x100, justo la noche en que la nieta de Jesse Owens, Marlene, y el hijo de Lutz Long, Kai, avivaban en el Olympiastadion la llama sagrada de los héroes de 1936.
En una noche fresquita con 20 grados muy justos, el tercer título del relámpago caribeño fue el más apretado: Trinidad y Tobago anduvo cerca de Jamaica, a sólo 31 centésimas; la descalificación de Estados Unidos tras las series semifinales impidió un duelo de morbo con Tyson Gay. Vista desde el exterior, la distribución de postas del equipo de Jamaica careció de lógica. Y el cambio final Bolt-Powell, a la entrada de la recta, no mereció la descalificación por unos pocos centímetros: Usain, que parecía con los ojos fijos en la meta, casi atropella a Asafa Powell, que salió tarde y mal, para verse exigido a tope por Richard Thompson. Bolt se inculpó por la mala entrega. No le faltaba razón: ni sinceridad. Sólo había que ver la ansiedad en sus ojos cuando Thompson galopaba y ganaba metros tras Asafa Powell, en la recta final
Jamaica barajó cartas con las postas, se supone que bajo la dirección de Don Quarrie. El equipo fue el previsto, pero bajo una distribución inesperada, irregular. En el 4x100, la segunda posta, la llamada contrarrecta, al otro lado de la meta, se le suele dar al mejor corredor: es ahí, por la compensación, donde más metros se corren. Con Powell listo, Jamaica podía permitirse el lujo de no dar a Bolt la recta final y usarle, lanzado, para reventar la carrera en la contrarrecta, entre 100 y 200 metros. La curva entre 200 y 300 podía ser para Mullings, especialista en 200, quinto en la final de Berlín.
Surrealista.No fue así. Del cubilete de Don Quarrie salió un reparto o tirada surrealista. Arrancó Mullings, en la primera curva. Recogió Michael Frater, en el tramo que, por lógica, tenía que haber devastado el fenómeno Bolt. Pero ahí, el pequeño Frater se limitó a mantener el tipo, aunque su cambio con Bolt, tercera posta, fue bastante bueno, técnicamente.
En la curva, Bolt, ansioso, irrumpió como una fuerza de la Naturaleza. Ciclón Usain. Sin control de esa fuerza, casi arrolló a Asafa Powell, a pie de recta. Frenando como pudo, Bolt selló la entrega final casi fuera de la zona, al borde de la descalificación.
Asafa Powell se las vio para resistir a Thompson, una moto. Al fin, 37.31 para Jamaica, récord de los Campeonatos Mundiales y tercer título en Berlín para Bolt. Doblete de Jamaica en los 4x100, hombres y mujeres. Pero
Ya entrada la noche, las estrellas se realinearon. Por las columnatas de mármol del Olympiastadion, un señor muy alemán, casi setentón, con pelo canoso y mucha distinción, charlaba cálidamente con una joven señora de piel color café. Era Kai Long, el hijo de Lutz Long, con la mano sobre el hombro de Marlene, la nieta de Jesse Owens. De alguna manera, en Berlín las estrellas se han detenido en el tiempo de los héroes.
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