El tiro o el gong para el tercer gran asalto de Bolt en el Olympiastadion de Berlín sonará a las 20:00 horas. La pistola del juez, dará en ese momento la salida a la final del relevo 4x100 metros, donde Jamaica, declaradamente, atacará su propio récord mundial de los Juegos de Pekín, hace un año exacto: 37.10. Este cuarteto jamaicano parece condenado al oro: Michael Frater, Usain Bolt, Steve Mullings y, previsiblemente, Asafa Powell, cerrando la carrera en la última recta.
Tras una tromba de agua colosal, que incluyó pedrisco y que suspendió las pruebas durante 40 minutos, Jamaica envió su equipo B a las series: Lerone Clarke, Frater, Mullings y Dwight Thomas. El potencial de los caribeños es tal que tuvieron el gesto de prescindir de Yohan Blake y Marvin Anderson, dos de sus mejores sprinters, por un pecado venial de dopaje que cometieron antes del Mundial. En principio, del cuarteto que ganó el oro olímpico en Pekín sólo debe faltar Nesta Carter: Mullings lleva mejor temporada y es bastante más fiable en la curva de 200.
A todo esto, Bolt hacía muecas, en espera de subir al podio de 200 junto a Edward y Spearmon. La ceremonia tuvo un retraso de tres horas, decretado cuando los tres medallistas ya se habían concentrado en la tienda de llamadas. En minutos, la presencia de Bolt atrajo a centenares de cámaras y curiosos. Al fin, las semifinales del relevo se cubrieron con la pista medio arriada. Irrumpía el otoño en Berlín.
Descalificación.
Estados Unidos (bajo amenaza de descalificación por reclamación británica), Gran Bretaña, Trinidad y Tobago, Italia, Japón, Francia, Canadá y Jamaica se plantaron en la final. El equipo circunstancial de Jamaica cruzó segundo en la tercera serie, con 38.60: el peor tiempo, en empate con Canadá.
En el interín, y entre las esculturas de Arno Breker y las grandes escaleras de Werner March, Bolt iba a lo suyo: pantomimas con el oso Berlino por aquí, autógrafos por allá, la gorrita negra de los Chicago White Sox y, hale-hop, al podio de un saltito. Su representante, Ricky Simms, no le perdía de vista: ni a él, ni a su Blackberry.
Si entre los agentes deportivos ahora existe algún buzón de mensajes en el mundo saturado por peticiones, ése debe ser el del hábil Simms: es entrenador casi al mismo tiempo que mánager y representante de atletas. De sus contactos nació la buena amistad que une a Bolt, por ejemplo, con Cristiano Ronaldo. Simms también tiene buenas relaciones con los africanos: es el hombre que ahora también debe controlar el enfrentamiento trilateral entre Yussuf Saad Kamel-Konchellah (campeón de 1.500) y las federaciones de Bahrain y Kenia.
Pero, de momento, hoy espera a los dos, Asafa y Usain, otro récord en 4x100 metros, como el cielo no caiga sobre el Olympiastadion.
- Spoiler:
as