España le regala a Sevilla un festín de despedida

España se guardó lo mejor de su paseo por Sevilla para el final. 100 puntos. Destrozó sin piedad a la empequeñecida Lituania (sin Siskauskas, Jasikevicius ni Kaukenas) y con su estrella, Linas Kleiza, pensando en otra cosa. Pero no es cuestión de infravalorar el triunfo de España, que se marcha de Sevilla emitiendo señales centelleantes, de oro básicamente.

Ayer, con Jiménez y Berni viéndolo en la grada (buen detalle), jugó de color plata. Le cae mejor el dorado. Es difícil escapar de este eufórico vendaval. España se merienda a sus rivales permitiéndose el lujo de tener a su gran héroe con las manos en la espalda. A Pau le encanta volver a ver a Navarro feliz. Después de un año infeliz en Memphis y con media estocada en la Selección, la Bomba ha roto, segunda juventud. Campeón de la Liga con el Barça, ha llegado a la concentración iluminado, como queriendo justificar los galones de capitán que la Federación y Scariolo le han dado. Cuando Navarro supo que Pau jugaría el Europeo se le quitaron las ganas de operarse de su fascitis. Cómo perdérselo. Y ahí está, metiendo triples de nueve metros y bombitas desde tres, riendo. Pleno. Rudy no es su relevo, es su igual. Navarro, Marc y Ricky han sido los hombres en Sevilla. Es una delicia ver al chico de El Masnou. A sus 18 años sólo puede responder al calificativo de crack. Ya hasta empieza a tirar bien.

El análisis no es fácil. España ha ganado por 21 puntos a Gran Bretaña, 18 a Eslovenia y 26 a Lituania. Se divierte tanto, juega con una facilidad tan pasmosa sin haber puesto casi la maquinita a andar que su condición de favorita al oro resulta escandalosa. Se trata de saber gestionar eso y estar preparado para el día duro si es que lo hay. De momento, no le han fallado a Sevilla como Sevilla nunca falla y seguirán de tour por España levantando pasiones y garantizando pabellones llenos a su vuelta. Por la tele igual resulta aburrido ver un +30. En directo es mejor que ver a los decrépitos Knicks en el Garden. Aunque sea en el viejo San Pablo.

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