Gran Bretaña derrotó a Eslovenia al apelar a la garra y a una zona que los de Jure Zdovc nunca supieron atacar, en un partido en el que los británicos pudieron con la mayor calidad de una selección tan buena como indolente.
El equipo que partía como víctima venció pese a que dos de sus mejores argumentos bajo los tableros, Freeland y Archibald, no jugaron ni un minuto.
Betts (11 puntos y 6 rebotes) fue el mejor exponente británico, aunque los eslovenos dominaron los primeros 10 minutos. Erazem Lorbek actuaba a sus anchas ante los inocentes británicos, que sin la presencia de los lesionados Freeland y Archibald hacían aguas bajo los tableros (16-10 a la conclusión del primer acto).
Ni la dejadez de Sacha Vujacic estrechaba las distancias en el marcador (20-11, minuto 12). Pero una zona británica alteró el devenir de los acontecimientos (20-19, minuto 16), defensa que frenó en seco la ofensiva de los hombres de Jure Zdovc.
Tuvo que acudir el mejor de los Lorbek al rescate de los suyos para que se alcanzara el ecuador con un 27-22 que hablaba bien a las claras de los muchos fallos que se estaban viendo sobre el vetusto parqué de San Pablo.
Pese a su menor potencial, Gran Bretaña mejoraba con el paso de los minutos (29-29, minuto 23). Estaba claro que o Eslovenia se ponía las pilas o se marcharía de Sevilla con tres merecidas derrotas en la maleta.
Y como no se las puso, uno abajo antes del definitivo cuarto (43-44). Entonces apareció Lakovic para intentar poner las cosas en su sitio (48-44, minuto 34).
Con seis minutos por delante, los de Finch no estaban dispuestos a rendirse. Apelaron a la garra y los deseos de no acabar su estancia en Sevilla con el casillero de alegrías vacío, y vieron cómo el luminoso les sonreía a tres minutos para el final (50-54).
Renta que mantuvieron como oro en paño hasta el final del pleito. Justo castigo para Eslovenia, el vivo retrato de la indolencia.
- Spoiler:
marca