Justo detrás del muro de boxes y junto a las viseras que tapan los monitores de tiempos, Stefano Domenicali oteaba con gesto de preocupación el otro lado de la valla, la parrilla de Nurburgring. Faltaban ocho minutos para que se apagara el semáforo. Y su gesto no se debía a ningún problema concreto de sus monoplazas, sino que reflejaba sus desilusión al analizar a primera vista el impresionante trabajo aerodinámico de los Red Bull. Acostumbrado a las victorias, el director general de Ferrari no se consoló con el podio de Massa en Alemania, y, tal y como anunció hace días Montezemolo, da desde ya el semáforo verde al monoplaza de 2010: "En dos semanas arrancamos el nuevo proyecto para asegurarnos de que no perdemos el tiempo. Sabemos que la próxima temporada será decisiva, y queremos empezar de una manera muy diferente a como lo hemos hecho este año. Es una cuestión de días más que de semanas".
Se trata de una buena noticia para Fernando Alonso, que, si todo sigue su curso lógico, debería pilotar ese Ferrari el año próximo. En dos semanas la criatura del director técnico Aldo Costa y el jefe de diseño Nicolas Tombazis estará lista en el túnel de viento. Se trata de una maqueta al 60% de su tamaño real. Será un coche muy distinto al actual, ya no habrá KERS, y, como todos sus rivales, el depósito de combustible será el doble por la prohibición de los repostajes.
maite chacon fernandez