Primer tiro al palo en el Tour
Sí. No hay excusas. Tampoco puedo decir que haya sido un mal día porque quedar segundo en una etapa del Tour de Francia es complicado.
¿Cómo le ganó Hushovd?
Porque venía detrás.
Quizá tenía más fuerzas.
No creo. Yo tenía muchas. Era mi día. El problema es que estuve demasiado tiempo expuesto al viento en el último kilómetro. Me quedé sin compañeros del Rabobank que me pudieran echar una mano después del trabajo que se hizo para coger a Millar cuando se llegó a pensar que iba a llegar a meta.
Y entonces subió Montjuïc casi el primero.
Hubo un corredor de la Française des Jeux que saltó dos veces con mucha fuerza. Tuve que irme detrás de él. Esos acelerones me desgastaron a 350 metros de la meta.
Y Hushovd, a rueda.
Todo el rato. Era mi día y quería ganar, pero hay veces en los que no se puede pedir más. Sabía que era una llegada muy buena para mí. Fue más inteligente. La situación de una carrera tan complicada me puso delante del pelotón en un momento en el que hubiera agradecido estar a rueda de alguien. Hushovd sí la tuvo y se aprovechó de mí.
¿Cómo fue la etapa?
Dura, muy exigente por culpa de la media (más de 41 km/h) y de la lluvia. El ambiente valió la pena vivirlo porque toda Cataluña se volcó. En Barcelona se vivió un gran espectáculo pese a que era un terreno peligroso por culpa del agua.
¿Tuvo un lío con el Columbia en los últimos kilómetros?
Quería la posición que me había ganado hasta el final y ellos no tiraban del pelotón para coger a Millar. Les dije que esa posición hay que ganarla.
¿Y a partir de ahora?
Llegan los Pirineos, así que habrá que pasarlos lo mejor que se pueda. Luego volveremos a tener algunas oportunidades para poder vencer en una etapa. Me estoy encontrando bien porque no tengo ningún problema físico. El problema es que aquí hay mucha competencia, y a veces no vale con tener buenas piernas sino que hay que estar afortunado y tomar las decisiones correctas a toda velocidad antes de los sprints.
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