El nivel de nadadores era el mejor de la historia (campeones y plusmarquistas mundiales u olímpicos), pero no hubo records internacionales en el GP Ciutat de Barcelona, el pasado fin de semana. ¿Cómo explicarlo?
Al margen de que los españoles no tenían un aliciente (por ejemplo, una plaza para el Mundial de Roma), quedó patente que la ausencia de los bañadores mágicos ha cambiado la natación. Al final ha resultado que Aschwin Wildeboer tenía razón: "Con el poliuretano no se juega limpio, es otra natación. Con los bañadores mágicos, el trabajo y el talento ya no son tan importantes".
Las palabras de Aschwin las corrobora Toni Codina, máximo responsable técnico de la Federación Catalana: "Hemos vuelto a 2008. La FINA, con sus arbitrarias decisiones, ha echado a perder las referencias de un año a los nadadores que aceptaron el poliuretano. Rafa Muñoz es bueno, pero sus records posiblemente dependían demasiado del Jaked J01. Entiendo que ahora se encuentre desubicado. Eso es lo peor de todo lo que ha pasado: los nadadores están hechos un lío. Han perdido sensaciones, no salen las marcas y dudan".
Para Codina, "no era lógico que en 2008 se rebajasen casi 200 records mundiales. La FINA cometió un pecado de vanidad, porque los entrenadores sabemos lo que cuesta arañar una sola décima al crono".
Codina anticipa un escenario problemático en el Mundial: "Nuestro drama es que el Jaked J01 se convirtió en el bañador talismán. El poliuretano ha explotado en España, Italia y, en menor medida, en Francia. Los anglosajones no siguieron la moda latina y a ellos nos les va afectar en Roma".
Codina va más allá: "Me temo que nuestros nadadores paguen las consecuencias. No es normal que muchos rebajasen en varios segundos sus marcas personales. En el Mundial, sin bañadores mágicos, volverán a la realidad: cada uno valdrá lo que realmente vale. Confiemos en que respondan bien, aunque sólo nuestras figuras consolidadas aspirarán a finales y habrá alguna opción de podio".
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