Imparable como está en la cancha, España ha encontrado un inesperado problema en la logística. La Selección no tiene, a cinco días de aterrizar en Pekín, ninguna cancha en la que entrenarse. La delegación española que encabeza Juan Martín Caño, jefe de equipo, se afana a estas horas por encontrar en algún rincón de Pekín una cancha que cumpla los mínimos para trabajar antes del debut del día 10 ante Grecia. El asunto se ha ido complicando por días. La idea inicial de la Selección era aterrizar en Shanghai el 4 de agosto y permanecer tres días en la capital económica de China. Pero Shanghai es sede olímpica y, aunque sólo acoja fútbol, tiene ocupadas sus instalaciones. El plan B fue Nanjing, sede estos días de la Diamond Ball que organiza la FIBA y en la que participa Argentina. Cercana a Shanghai, era una buena posibilidad para trabajar tres días porque además, el pabellón de la Diamond ya estaba libre. Al final, la opción también fue abortada. Se decidió, entonces, que Shanghai apenas sería una escala y que el día 5 de agosto la Selección se marcharía rumbo a Pekín.
fuente: as