El Tau golpea primero con un Splitter desatado

El pívot machacó al Madrid, que echó de menos a Raúl.

El Tau golpeó primero, en la frente y con dureza. Así debe ser en un playoff­ a tres partidos cuando cuentas con la ventaja de cancha. Otra cosa es un suicidio para el favorito.

Los jugadores baskonistas encaraban la cita después de once días sin encuentros, pero Ivanovic supo mantener la tensión competitiva en su equipo. Le preparó para desactivar los puntos fuertes del Madrid, empezando por la defensa en zona que tanto daño le había hecho hace tres meses, en el último cruce entre ambos. Esta vez no hubo remontada blanca. Ni 22, como entonces, ni 15, la máxima renta ayer (58-43). Los locales se escaparon de salida y no dieron opción. El vendaval Splitter­ (16 puntos y 11 rebotes antes incluso del descanso) destrozó la zona blanca; extendió el terror. Con Reyes desaparecido por el devenir del combate -las faltas personales le mandaron al banco-, el brasileño crujió al rival. A su exhibición se sumó McDonald, martillo pilón cerca del aro. "Burger King arrasa Chamartín". Le gritaba la Demencia en su etapa estudiantil. Y algo así ocurrió.

Enfrente un Madrid discontinuo, a tirones, que por momentos parecía que podría llegar, aunque nunca llegara. Además del naufragio en la pintura, el mal partido de Raúl López lo condicionó todo. La dependencia de Bullock se acentuó. El americano empezó fino (13 tantos en 13 minutos); Ivanovic orientó la defensa hacia él y paró en seco su racha anotadora, aunque sumara siete asistencias. Sólo Mumbrú acompañaba arrancando desde fuera como falso cuatro y, luego, al poste bajo actuando de alero. Cuando Reyes encadenó siete puntos, era un pelín tarde.

La balanza no andaba equilibrada y Rakocevic terminó de desnivelarla. El único con mano firme desde lejos. Clavó dos triples (4/6) en el último cuarto para descorazonar a los de Plaza tras sendos empellones: 73-65 y 78-71. Amago de reacción­ anulado. El jueves habrá bola de partido, de final, y el Madrid se agarrará a la vida como suele hacerlo Nadal, aunque con menos talento es difícil emularle­. El Tau va viento en popa.

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