Había pasado más de una hora de asedio, algo torpe pero continuo, por parte del Atlético y el Calderón comenzaba a temerse lo peor: otra fiesta, otro fiasco. Forlán, que llevaba todo el partido desatado, rematando y rematando sin descanso y sin fortuna, controló regular en el lateral del área y, cuando la grada auguraba otro ataque infructuoso, vio llegar en carrera a Banega y le pasó cuando pisaba la frontal. Entonces, el chico que llevaba toda la temporada amagando sin dar, amagó y golpeó con fuerza. Tumbó a Ortega anunciando un remate con la derecha justo antes de recortar hacia la izquierda para soltar un zurdazo imparable a la escuadra. Era su primer gol como rojiblanco, pero vale por varios.
Hasta ese momento, el partido había sido el sueño de cualquier cronista amante de los tópicos, con la proverbial resistencia numantina en su máxima expresión. Pacheta no disimuló y defendió con diez futbolistas en su campo sin otra ambición que conseguir que los minutos durasen 40 segundos. Fue un error garrafal. Osasuna lo expuso como nadie hace un par de semanas: al Atleti hay que atacarle porque se le hace daño con muy poco. Y si no se lo haces tú, se automutila. Pero si le esperas y dejas que el balón ronde a sus atacantes, siempre acaba encontrando una manera de marcar pese al espesor de su juego.
Eso sí, ver al Atleti atacar sin espacios es como observar una escena de amor entre dos adolescentes primerizos: apresurado, impetuoso, confuso, torpe y, casi siempre, con un resultado decepcionante. Los rojiblancos llegaban a la frontal y se les apagaban las luces, incapaces de encontrar un camino entre tantas camisetas azules. Así que tocaba en corto y en horizontal hasta que alguien, normalmente Forlán, disparaba desde lejos para probar suerte. Y no la había.
Si la hubo, sin embargo, cuando Goiría se encontró donde nunca se hubiera imaginado: sólo y con el balón controlado delante de Leo Franco, tras un rechace. Pero la sorpresa le apagó las luces y disparó fuera. El Calderón guardó un silencio temeroso. Pero ayer, el Atleti, a falta de fluidez, derrochó actitud, cosa que no siempre sucede. Agüero ejerció de ejemplo, persiguiendo una y otra vez a los rivales hasta su propio campo. Kun vuelve a estar enchufado y el Atleti en zona Champions. El azar no es tan caprichoso como se dice.
Precisamente fue el delantero argentino quien tuvo las dos ocasiones más claras de los locales antes del 1-0. Justo antes del descanso, Ortega le sacó sobre la línea un remate ya con Juan Pablo batido y, nada más regresar del vestuario, cabeceó con mucha intención buscando una escuadra que no encontró por poco.
Viendo que el gol no llegaba, Abel recurrió a Banega, el único centrocampista diferente, para bien y para mal, de que dispone y el chaval respondió de cine, marcando a los cinco minutos de entrar. No sorprende, porque suelen bastarle dos toques para demostrar que le sobra fútbol. Le faltan minutos, confianza, ritmo y madurez, pero el Atlético debería pensar muy en serio negociar con el Valencia para quedárselo, porque el proyecto es muy interesante.
Segundo acto.
Al verse por detrás en el marcador, el Numancia tuvo que cambiar de planes y le bastaron cinco minutos para darse cuenta de que había tirado una hora a la basura. Porque en cuanto se dedicó a jugar, creó peligro. De hecho, habría empatado si Fermín no se la lía una vez más a Undiano al marcar un fuera de juego de Barkero que no existía. El gol fue (mal) anulado, pero al Calderón le duró un buen rato el susto.
Justo hasta el 79', cuando Forlán aprovechó un pase de la muerte de Simao para marcar su vigesimoprimer gol de la Liga en su noveno remate de la noche. Eso es buscar un premio y lo demás son tonterías. Simao cerró la cuenta en el último instante, con la inestimable colaboración de Ortega, y el Atleti se fue a dormir en puesto de Champions. Si finalmente se clasifica, recuerden a Banega.
El detalle. Centenarios de Maxi y A. López
Dos de los capitanes del Atlético celebraron ayer distintos centenarios como rojiblancos. Antonio López cumplió su partido oficial número 200 y es el jugador en activo con más partidos con el equipo del Manzanares. Por su parte, Maxi Rodríguez disputó su encuentro 100 como atlético en la Liga y se retiró del campo ovacionado por la grada.
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