El duelo sin favoritos en El Madrigal entre el Villarreal y el Arsenal se presentaba como un homenaje al fútbol de ataque y al buen trato del balón. Ambos conjuntos aspiran en sus respectivas ligas, únicamente, a afianzar el cuarto puesto que ocupan para asegurarse la participación en la próxima edición de la Liga de Campeones. Los varapalos sufridos por los de Pellegrini durante la última semana, la goleada recibida en Almería y la grave lesión de Cazorla, no minaron la moral del submarino amarillo, que tenía en el recuerdo la eliminación en las semifinales de 2006 con el fatal penalti que Lehmann detuvo a Riquelme. Pellegrini y Wenger salieron con todas las armas disponibles dispuestos a morder desde el inicio.
Sin dudarlo ni un momento, los locales se lanzaron a por el gol desde el pitido inicial. No se había cumplido aún el minuto uno de partido y Sagna se vio obligado emplearse a fondo para evitar el primero del partido tras el remate de Llorente. Acto seguido, la indecisión entre Gonzalo y Capdevila, tras un saque de esquina de Ibagaza, evitó que los locales se adelantaran en el electrónico. El dominio y las ocasiones eran para el Villarreal, pero el Arsenal transmitía una enorme sensación de peligro cada vez que entraba en contacto con el esférico.
En esta ocasión, el fútbol fue justo y premió al que lo merecía. A los diez minutos de encuentro apareció en la frontal del área el hispano-brasileño Senna para lanzar un zapatazo que acabó clavando el balón en la escuadra de Almunia inaugurando el electrónico. La cosa no podía comenzar mejor para el conjunto español, que dominaba a su rival con una perfecta colocación sobre el terreno de juego y un fútbol rápido y directo, marca de la casa.
Una buena combinación entre Walcott, Cesc Fábregas y Nasri obligó a Diego López a una estirada de las suyas para evitar el empate en la que fue la primera ocasión de gol del Arsenal en El Madrigal. El susto no pasó inadvertido para los amarillos, que buscaron calmar el tempo del partido con la intención de no favorecer la velocidad de los jugadores rivales. El partido perdió ritmo y el dominio pasó a ser para el conjunto británico, mientras que los castellonenses esperaban la oportunidad de salir a la contra y poner aún más tierra de por medio. Antes de la media hora de juego, Almunia tuvo que retirarse del campo al lesionarse en su tobillo derecho tras un choque con Rossi. Fabianski ocupó el puesto del meta español.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Eso es lo que debió pensar Senna para probar suerte de nuevo desde la frontal con un disparo que acertó a despejar el polaco Fabianski, que reaccionó a tiempo para evitar que Capdevila lograra el segundo tras el rechace. Al borde del descanso, fueron Eguren y Cani los que pudieron conseguirlo, pero la presión de Touré y la falta de puntería lo evitaron. Los problemas se acumulaban para Wenger, más aún cuando se vio obligado a retirar al lesionado Gallas para dar entrada a Djourou.
El Villarreal se marchó al descanso siendo justo merecedor de la victoria momentánea. El conjunto de Pellegrini tuvo el gol, la colocación, la posesión y el dominio durante buena parte del primer acto, mientras que el siempre temido Arsenal tan sólo sumó algunos centros peligrosos al área a la oportunidad antes mencionada del francés Nasri. Todo estaba encarrilado para los españoles, pero aún quedaba partido y medio y en Vila-real eran conscientes de la entidad, la calidad y el peligro del equipo que tenían ante ellos.
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