El dispositivo de la búsqueda del cadáver de Marta del Castillo en el río Guadalquivir en Sevilla ha incorporado hoy un rastrillo metálico de unos dos metros de ancho y medio de profundidad construido especialmente para esta labor.
Con el instrumento se rastreará el fondo del río para intentar localizar el cuerpo de la chica, de 17 años, y el cenicero con el que el asesino confeso asegura que la golpeó.
El rastrillo se maneja desde una barcaza con una grúa que se introduce en el lodo del río, rastrea el fondo y recoge, con unas mallas metálicas, cualquier objeto que esté depositado en el lecho fluvial.
La búsqueda con el rastrillo ha comenzado bajo un puente sobre el río situado entre Sevilla y Camas desde el que el presunto asesino y sus amigos sostienen que arrojaron a la menor al Guadalquivir la noche en la que murió, el 24 de enero pasado.
Más de doscientos agentes han participado en la búsqueda de Marta desde hace un mes, cuando fueron detenidos Miguel C.D., de 19 años y que se confesó autor de la muerte de la joven, y su amigo Samuel B.P., de la misma edad.
Posteriormente fueron detenidos un hermano mayor de Miguel, Francisco Javier, y un menor de 15 años, Javier G.M., apodado «El Cuco» y que está acusado de colaborar en arrojar el cuerpo de la menor al río.
Para la búsqueda del cuerpo se ha usado una embarcación con un sistema de sondas que emite imágenes en tres dimensiones del fondo del río, se han revisado los nueve colectores principales que emiten al Guadalquivir, han arrojado señuelos para ver el posible recorrido del cuerpo y han intervenido buzos especializados.
También han intervenido perros adiestrados, dos helicópteros -uno de la Policía y otro de la Guardia Civil-, motos acuáticas y se han recorrido los márgenes del río hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), una distancia de 80 kilómetros.
Se da la circunstancia de que el río Guadalquivir está afectado, a su paso por Sevilla, por las mareas del Atlántico, por lo que se ha buscado el cuerpo de la chica también río arriba hasta la localidad sevillana de La Algaba.
El día en el que, según los detenidos, arrojaron el cuerpo de Marta al río y otros días posteriores se produjeron fuertes lluvias en Sevilla, lo que podría haber provocado que el cadáver fuera transportado por la corriente incluso hasta el mar, motivo por el que se han revisado las orillas del río hasta su desembocadura.