Boludo, ¡cállate! Desconozco la sustancia que desprende la silla presidencial de la Casa Blanca, pero debe contener un elemento de alto poder tóxico porque sus inquilinos terminan siendo más nocivos que los rivales de turno. El sucesor interino de Calderón, Vicente Boluda, creyó que el juguete era tan divertido que era mejor restarle protagonismo a Raúl, Robben, Higuaín o Casillas para dejar claro que como él es el jefe nadie debe poner un dedo en el sol que le haga sombra. Se marca una fanfarronada propia de un principiante sin talante ni talento y encabrita al Liverpool, que sacó petróleo de la nada para firmar un triunfo idéntico a una perforación de estómago. "Ganaremos 3-0 aquí y allí les chorrearemos". Señor Boluda, hágame caso por una vez en su vida antes de seguir regando el camino de incongruencias que están destrozando el prestigio de este club imperial. Mantenga la boca cerrada, sea humilde, improvise una conferencia de prensa para pedir públicamente perdón a la afición del Liverpool, convoque Elecciones en la última jornada de Liga y deje de jugar con el barquito. Porque no es de usted, es de los 102.000 socios del Madrid a los que les están tomando el pelo con tanta impostura. ¡Un respeto por Dios!
Pizarritis. Dicho esto, les aclaro que estoy convencido de que el Madrid de Juande puede hacer la machada en Anfield. El 'chorreo' provocado por el gol de Benayoun servirá para que todos bajen los pies a la tierra y a partir de ahora sólo hablen los jugadores. El bicampeón de Liga no es peor que los reds. El problema es que entre Juande y Benítez empizarraron la noche hasta conseguir que el buen fútbol fuese un producto más caro que un barril de agua fresca en el desierto del Sahara. Siendo sinceros, el Liverpool no hizo ni un gramo más que el Madrid por ganar el partido. Lo que sucede es que en ese fútbol de trincheras y correajes tácticos los hijos de Anfield se mueven como pez en el agua. No se puede jugar al ajedrez con Kárpov, porque te destroza. De hecho, San Iker fue el mejor pese a tener una noche plácida. Lo que me duele es que aunque el Bernabéu fuese una bomba a presión que ambientó el duelo como en las grandes remontadas de los felices 80, los banquillos no descodificasen esa clave emocional. Los Juande Boys saltaron al campo mirando el retrovisor, no el acelerador. Mi paisano debió decirle a sus chicos que se dejasen llevar por la grada hasta cometer locuras. Agua. Al final, 0-1. Igualito que en la final de París en 1981. Y eso que Torres fue fiel a la tradición y se marchó de vacío del Bernabéu. Kid, no te puedo reprochar nada...
Villarato Champions. El saqueo arbitral que sufre el Madrid en nuestra Liga doméstica se traslada a Europa, donde Villar manda más gracias a sus dietas y su poder en los despachos. En el minuto 29 Higuaín metió un gol legal, pero lo fácil era levantar la bandera y hacer feliz a aquellos que se empeñan en machacar a este club con el silbato. Razón de más para creer en un milagro en Anfield. Allí se acudirá con todo perdido, palabra prohibida en la cultura de este club. Si yo fuese el Liverpool, no sacaría pecho. Todos pueden ser Boluda si le pierden el respeto al rey de Europa...
Homenaje. Mis amigos de Albox, Munera y Abarán encabezaban una relación de 37 peñas que llenaron el Bernabéu de ilusión y mística europea. Lástima que los trapecistas se empeñasen en saltar con red ante los ídem. Pero nada está perdido, amigos. This is Real Madrid...
Fuente:As.com