No hay caso Etoo, al menos en el aspecto formal. El africano, reemplazado por Pep Guardiola cuando el Barcelona ya iba por detrás en el marcador del derbi (minuto 65, 1-2), se retiró del campo con cara de pocas pulgas, negando con la cabeza, y se sentó en el banquillo de suplentes con una resignación forzada que hacía presagiar lo peor. Pero luego, en la zona mixta del Camp Nou, anunció la paz: "Aquí los únicos que han malinterpretado todo son los medios. Con mis compañeros me llevo muy bien. El técnico buscó lo mejor al cambiarme, no creo que vaya en contra de sus jugadores. Además, ha acertado muchas veces".
Sin embargo, sí hay caso Etoo en un aspecto: cada vez que el goleador ha alterado el avispero con declaraciones -como la pasada semana, cuando especuló con su futuro profesional y lanzó lo que pareció una crítica contra Leo Messi- el Barça ha entrado en barrena.
Vilafranca.
La prueba más reciente es su rajada en Vilafranca del Penedès, hace ahora dos años. Aquella bravata, en la que disparó contra Frank Rijkaard y Ronaldinho, marcó el final de la era del técnico holandés, que se cerró sin títulos en dos años consecutivos.
Ahora, los 12 puntos de ventaja en la Liga se han reducido a siete tras las declaraciones a Sportweek, donde dijo que su corazón es del Mallorca aunque trabaje en el Barça y que no le gustan los jugadores que besan el escudo de la camiseta (como Messi) y luego se van donde les pagan más.
Fuente:As.com