«Los jugadores han crecido en todas las parcelas». Juande Ramos, poco amigo de falsas modestias, resumía en una frase el cambio experimentado en el Real Madrid desde su llegada. El fútbol va más allá del número, pero ciertos datos refuerzan los detalles que salpican al equipo del manchego.
Una línea de 4 inamovible
Un dato: desde que arrancó la segunda vuelta, el Real Madrid lleva un tanto encajado en cinco partidos. Los primeros cinco encuentros del campeonato se saldaron con siete goles en contra. Aquel equipo, con Schuster en el banquillo, solo sumó en ese tramo tres puntos menos (se los dejó en Riazor) que los conseguidos por Juande ante los mismos rivales; pero hasta el Numancia enchufó tres en el Bernabéu. Salvo el Dépor, el resto de oponentes remató el doble de veces a puerta en su primer enfrentamiento ante los blancos.
Sergio Ramos, Cannavaro, Pepe y Heinze. La línea de 4 del nuevo técnico es inamovible desde la victoria ante el Villarreal -esto es, en ocho de los nueve partidos ganados consecutivamente-. Ramos ha disfrutado durante casi toda esa racha de la recuperación de Robben, que le evita el sobreesfuerzo de lanzarse al ataque y ha encontrado un socio perfecto en Lass, que tapa la banda derecha cada vez que el de Camas sube por su carril. Cannavaro sufre menos porque el equipo ha juntado líneas y le basta con su colocación para suplir la falta de piernas y cintura que han traído los años. Heinze es tan flojo ahora como lo era antes, pero al menos su actual entrenador es consciente de sus limitaciones y le coloca a Marcelo, Sneijder o Van der Vart para achicarle el agua. Pepe es un fenómeno.
Schuster no logró repetir línea de 4 en sus cinco primeros partidos y solo en uno pudo contar con los elegidos de Juande. Fue ante el Racing; el único de esos encuentros en el que los merengues mantuvieron el 0 en el casillero rival.
De Robben a Lass
Quizá los dos últimos festivales del gol sean solo una anécdota en la trayectoria de este Madrid reinventado. En definitiva, los invitados, Sporting y Betis, lucen registros preocupantes en el casillero de tantos encajados. Pero el encuentro de El Molinón puede marcar un punto de inflexión en la búsqueda del hombre de referencia en los blancos.
Hasta entonces y desde el 1-0 al Valencia que desencadenó la racha triunfal, Robben había hecho cuatro goles, repartido tres asistencias y provocado incontables ataques de nervios entre el rival. La zaga y el holandés eran todo el equipo.
Sin embargo, la baja del extremo en Gijón destapó el juego coral en torno a un hombre orquesta. Lass, que llegó bajo sospecha y por 20 millones de euros, se ha convertido en el eje del Madrid. Con los mismos minutos que su predecesor, el otro Diarrá, lleva 60 balones recuperados por 48 de aquel (y cuatro amarillas, frente a las dos del otro), da mucho más sentido al juego del que aportan otros llamados a hacerlo (Sneijder o Gago, por ejemplo) y se multiplica en las ayudas a Ramos y Cannavaro.
El carácter del nuevo míster
Junto al francés se ha destapado Marcelo, mostrando como interior bastante más de lo que había exhibido como lateral, que al fin y al cabo era nada. También ha crecido Higuaín y hasta Huntelaar parece menos malo.
La mano del míster se ha notado también fuera del césped. Ha devuelto la sonrisa al vestuario, apartado a Drenthe, «por su bien», con discreción, y no convocará a Faubert, último fichaje, hasta que pierda peso. Juande es un obseso de la dieta.