Habían pasado más de once años desde la última visita del Real Madrid a El Molinón pero hay cosas que, con el paso del tiempo, no cambian. El último madridista que había profanado las redes del santuario del Sporting se llamaba Raúl González Blanco y aquel 15 de octubre de 1997 llevaba el mismo número siete con el que hoy pasó a la historia como máximo goleador del Real Madrid.
El capitán blanco superó los 307 tantos de Alfredo Di Stéfano al cuarto de hora de juego y abrió de par en par las puertas del octavo triunfo consecutivo a su equipo. Tenían los de Juande la oportunidad de recortar por primera vez puntos al Barça y no la desaprovecharon ante un Sporting que se vio superado desde el inicio.
El técnico manchego solucionó las bajas de Robben y Sneijder situando a Marcelo en la izquierda y a Huntelaar en punta junto a Higuaín, cediendo el papel de falso interior derecha a Raúl. Pero el sitio natural del siete es el área, una parcela que domina como pocos. Siempre supo estar en el sitio preciso en el momento adecuado. Lo demostró una vez más embocando de primeras un golpeo pontente de Ramos desde la derecha.
Un Madrid sin fisuras
El tanto tempranero de Raúl consolidó al Madrid en sus convicciones y le permitió crecer. Gago y Lass volvieron a apuntalar una defensa férrea que se está convirtiendo en un muro para los rivales, incapaces de encontrar un espacio para colarse. No lo encontró en todo el partido el Sporting, incapaz de inquietar a Casillas.
Con la seguridad de estar protegido, el Madrid sacó el mazo para dejar el partido visto para sentencia en menos de una hora. En el 37, Higuaín bajó de cabeza un balón y dejó a Huntelaar solo ante Lafuente. El holandés apretó el gatillo y cazó su primer gol como madridista pocos días después de que se empezase a especular sobre su futuro. Huntelaar no fue el único que se quitó un peso de encima en Gijón.
También hizo rehabilitación Marcelo, pitado por el Bernabéu con asiduidad. El brasileño se liberó de la presión que le atenazaba y completó uno de sus mejores partidos de blanco, con gol incluído. En el 59, recibió un taconazo excelso de Higuaín y batió a Lafuente con mucha clase con un toque sutil. Buena semana para Marcelo, que venía de despuntar en el Brasil-Italia.
El Sporting pecó de blando
Preciado intentó parar la sangría pero el Madrid tenía hambre de goles. Lass prolongó su recital mientras que Juande empezaba a administrar descansos a sus internacionales. Retiró a Heinze, Gago y Ramos para dar entrada a Torres, Javi García y Parejo, una nueva ficha para el tablero del manchego. Se quedó sin ser utilizado Faubert, con más pinta de peón que de caballo. Huntelaar demostró sus cualidades como torre con un gol de cabeza a centro de Ramos que Mateu Lahoz invalido por un fuera de juego inexistente.
Al Madrid le quedaba dinamita sin utilizar en las botas de Higuaín, que buscó de manera infructuosa su gol tras haber dado dos asistencias a sus compañeros. También provocaría el cuarto con un remate inocuo desde fuera del área. Lafuente cantó la traviata y regaló el cuarto a Raúl, el 309 en su colección. El Real Madrid se relajó y el Sporting se asomó por primera vez a las inmediaciones de un Casillas inédito. El poste evitó que Barral lograse el tanto de la honra para los locales sobre la bocina. Demasiado tarde para restarle adjetivos a la merecida, contundente y convicente victoria del Real Madrid en El Molinón.
Fuente:Marca