Messi no tiene rival. El argentino demostró en el Calderón que nadie puede poner en duda que es el mejor futbolista del momento. Con su conducción vertiginosa, su espectacular regate y su mortal pegada destrozó a un Atlético que, huérfano de Agüero, fue un juguete en manos del 'Rey Leo'. En pleno día de Reyes, el argentino regaló al fútbol una noche para el recuerdo con un 'hat trick' que aumenta su leyenda y, de paso, deja lista para sentencia la eliminatoria ante los rojiblancos. Guardiola no necesitó de Tres Reyes para demostrar que sus rotaciones no alteran el producto azulgrana, le bastó con uno solo, argentino para más señas.
El día de Reyes se presentaba algo movida para los rojiblancos. La sucesión de hechos que terminaron dejando fuera de la convocatoria a Agüero habían calentado el ambiente previo. El 6-1 encajado en la Liga tampoco ayudaba a calmar ni la grada ni los nervios de los futbolistas rojiblancos. Y la templanza de los zagueros atléticos duró lo que tardó el desafortunado Iturralde González en encontrar una camiseta que no coincidiera con la amarilla de los barcelonistas. Fue pitar el árbitro y liarse a entrar a destiempo, dar patadas al aire, perder balones y cometer faltas tan contundentes como absurdas. Con ese planteamiento y teniendo enfrente a Messi el resultado estaba claro: festival del argentino.
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