De una derrota dura a otra fea. El Madrid no reacciona en este inicio de campaña. Cayó el domingo frente al colista, el Cajasol, y ayer en Belgrado con el Partizán, al que históricamente había vencido siempre. Mal augurio. Volvió a doblar la rodilla en el rebote defensivo, a fallar estrepitosamente en defensa, sobre todo en las incursiones de los pívots lejos del aro, y a no meter un triple. Bueno sí, encestó dos, el primero lo logró Llull ya en el cuarto final. El base menorquín hizo un partido extraordinario, pero la derrota le deja sin titular. Anotó 19 puntos y sólo erró el último tiro, con el triunfo local ya decidido. Le secundó un batallador Hosley, muy metido en el choque. Dio igual, el Madrid no está fino, y no es cuestión de nombres, sino del colectivo.
Los blancos salieron aturdidos (31-19). En la reanudación apreciamos una enorme mejoría defensiva, y vuelta al marcador: 47-55. Entonces, minuto y pico de despiste unido a un bochornoso arbitraje (casero a la antigua usanza, como cuando no había televisión) dieron aire al Partizán. Ametrallado desde el perímetro, el Madrid fue incapaz de retomar el mando. Antes, el gigante Vranes (2,29) hizo daño con sus tapones (4). Para atacarle salió Lazaros de titular, que pasó de castigado el domingo a jugarse 9 balones, su récord desde que llegó al Madrid. Pero no focalicemos en jugadores cuando es el bloque el que no arranca.
Fuente:Diario As.com