El reloj señalaba las 17:05 cuando sonó de nuevo el teléfono de Enrique Cerezo. "¿Aló?", preguntó el presidente, que juega a hablar francés para estrechar lazos con Platini. Entonces le dieron la noticia y nos la comunicó a nosotros: la UEFA había decidido la suspensión cautelar de la sanción al Atlético de Madrid. "¡Pues muy bien!", dijo al colgar.
No se puede decir que Cerezo respirara aliviado ni que le mejorara el humor, porque se maneja siempre en óptimos niveles de felicidad. Hizo, eso sí, una declaración que niega la tregua. "Vamos a ir a por todas en este asunto, porque el Atlético no tiene ninguna culpa. No tenemos nada que pagar y si hubiera algo ¡que lo pague el Madrid!". Así lo dijo, media frase solemne y la otra mitad divertido, como es él.
La primicia llegó en la sobremesa del cocidito madrileño al que convida AS en vísperas del derbi. Se trata de una tradición de almuerzos amables y distendidos, porque así es la relación entre los presidentes, tan afectuosa y cómplice que en algún momento hasta resultarían intercambiables en sillones y clubes sin provocar estridencia alguna.
Esta vez la actualidad propició que la conversación se focalizara en el pleito entre UEFA y Atlético. "No es lógico lo que está pasando", prosiguió Cerezo. "Todas las actas de la UEFA son felicitaciones por la organización del partido. Hace un año Platini envió una circular con quince símbolos prohibidos y entre ellos figuraba la calavera del Olympique. Además, la denuncia del Marsella se presenta seis después del partido, cuando la normativa indica que debe hacerse en las siguientes 48 horas. Se han colado".
"Respecto a los incidentes con los ultras del Marsella, el orden y la seguridad en los estadios depende única y exclusivamente de la policía. También se habla de los gritos racistas contra un determinado jugador, ¿pero qué pasa con los gritos ofensivos que tiene que escuchar Guti en cada estadio o los que debía soportar Simeone? No tendría sentido que nosotros, con cuatro jugadores de color, nos metiéramos con los del equipo contrario".
"Se dice que hubo gritos racistas en los minutos 20 y 30, pero la verdad es que sólo se escucharon silbidos cuando Taiwo le dio una patada al Kun que casi lo saca del estadio. Yo aseguro que no hubo gritos racistas. El problema es que la UEFA quiere ser la mujer del César Ahora hasta aseguran que la calavera que exhibían los ultras es la cabeza de un cómico francés".
"Y todo esto por no mencionar lo que nos pasó con los discapacitados del Olympique: ubicamos 14 sillas en un Fondo y ya estaban vacías en el primer tiempo. ¡Un milagro!".
Calderón apoyó las declaraciones de Cerezo: "Los estadios españoles son un ejemplo y no son lugares desde los que se genere la violencia. Desde que yo soy presidente, en el Bernabéu no hemos sufrido ni la más mínima sanción. Además, en ese caso, no se ha tenido en cuenta el antecedente de Montjuïc".
Animados.
Pero que nadie piense que la conversación se encendió en este punto. Se animó, si acaso, porque todo encuentro entre Cerezo y Calderón se rodea de bromas e ironías. De cierto jolgorio. Si el madridista defiende institucionalmente a Platini ("a pesar de su error"), el atlético le recuerda que por algo le impuso la insignia de oro del Madrid. Y ambos ríen.
Durante la tertulia cabe todo, incluso los rumores maledicentes. Alguien manejó la teoría de la conspiración y quiso encontrar el origen de la animadversión de Platini. Según esta improbable explicación, todo habría comenzado en el Mundial 82, cuando la prensa francesa relacionó a la esposa de Platini, Chrystele, con su compañero de selección, Jean François Larios. Siete meses después, Larios fichó por el Atlético, aunque el galán no llegó a disputar ningún partido por una lesión en una rodilla.
Zanjado el tema Platini ("yo conozco a los pájaros por la cagada", remató Cerezo, críptico), el almuerzo se aproximó al derbi por terrenos colaterales, por ejemplo, los árbitros. Si bien los presidentes negaron conocer el nombre del encargado de dirigir el derbi (Clos Gómez), disertaron sobre la cuestión. Comenzó Calderón: "Mi padre me decía siempre que cuando un abogado trata un asunto de desahucios lo primero que debe saber es si el juez es inquilino o propietario. Porque a la hora de juzgar influye tu situación personal y no podemos olvidar que los árbitros han sido niños y han tenido ídolos, y no es fácil abstraerse a eso".
"Además, el arbitraje es el trabajo más difícil del mundo junto al de los toreros. Y pese a todo, los árbitros aciertan más del 90% de las veces. Yo nunca creo en la intencionalidad de los árbitros, aunque imagino que habrá corruptos como en todas las profesiones. Pienso, más bien, que hay que ayudarlos. Es cierto que en el inicio de la Liga ha habido decisiones que han beneficiado al Barcelona, pero cualquier ventaja se compensa al final del campeonato".
"No obstante, la grandeza también se mide por las reacciones y un club grande no debe quejarse de arbitrajes, mala suerte o lesiones".
Cerezo se expresó así: "Los árbitros son seres humanos como Roncero... o Manolete. Lo que me pregunto es, ¿por qué si Perea marca un gol legal atienden las protestas de un jugador del Madrid? Me viene a la memoria una película del director italiano Dino Risi. En ella aparece un gran yate con un tipo intentado pescar, rodeado de bandejas de comida, mayordomos y acompañado de una pecera con un pequeño pez. En ese momento, junto al yate, pasa una vieja barca repleta de pescado, con varios pescadores exhaustos. Entonces, el rico se lamenta: "Hay que ver, ¡unos tanto y otros tan poco!".
Bromas.
Es muy fácil comprobar cómo les distinguen las declaraciones, pero es asombroso ver cómo les unen, cómo se divierte cada uno con las ocurrencias del otro. "¿Qué pida un deseo para el derbi?", comentó Cerezo. "Ya lo tengo: que Ramón se lea el libro de Manolete...". Y claro, Calderón contraatacó: "A mí lo que me preguntan es por qué el Atleti saca dos veces de centro". Se refería, por supuesto, al gol que Raúl marcó la pasada campaña a los 32 segundos...
Enrique Cerezo y Ramón Calderón son un buen ejemplo de cómo deberían ser las relaciones entre atléticos y madridistas. O de cómo eran hace sólo algunos años. "Sería interesante saber cuántos socios lo son al mismo tiempo del Madrid y del Atlético, porque antes era habitual que los socios de un equipo lo fueran también del otro para poder disfrutar del fútbol cada fin de semana", rememoró Calderón. "Incluso los jugadores de ambos equipos compartían el aperitivo en cafeterías de Madrid como el Chiquifrú".
Nuestro compañero Tomás Roncero disfrutó de esa doble nacionalidad y se le recuerda aviesamente en vísperas de cada derbi. "Lo hice simplemente porque el doctor Cabeza puso muy baratos los abonos y quería ver fútbol, aunque fuera en el Calderón".
Al margen de las bromas, el presidente madridista insistió en la cordialidad: "Mi segundo equipo es el Atlético y no tengo problemas en reconocerlo. No entiendo a aquellos que se declaran 'anti-algo' porque eso sólo produce sufrimiento. Hay que entender el fútbol como un motivo de alegría, como un antídoto para los problemas o la crisis".
Y continuaron las bromas. "La inteligencia, la ilusión y la fortaleza son el futuro del Atlético de Madrid. A los madridistas sólo les diré que es difícil que se hundan los edificios, pero a veces se hunden. Así que yo os recomiendo que os hagáis de los equipos fuertes que no tienen problemas con nadie", disertó Cerezo, que admitió que su padre era del Madrid.
Mientras Calderón aceptó que le gustaría ganar el derbi con un gol de Raúl, el presidente del Atlético evitó cualquier pronóstico. "Me gustaría que los reservas no jugaran, pero no tengo ni idea de lo que puede suceder ni de quién será el protagonista: Agüero, Forlán, Simao, O'Motor... Sólo puedo decir que espero ganar, que ya toca, y que me gustaría que el Kun fuera la portada de AS el domingo".
Y es que el último derbi en el que se impusieron los rojiblancos se remonta al 12 de junio de 1999, cuando el Atlético venció 3-1 en el Calderón. "De manera que por una simple cuestión de probabilidades el Atlético tiene más opciones ahora", admitió Calderón. "Ocurra lo que ocurra, será un gran derbi", convinieron ambos.
Tranquilidad.
Ninguno se preocupa de las alineaciones. "¿Que si me inquieta la ausencia de Diarra? Por favor, a un presidente del Real Madrid no le inquieta nada", contestó divertido Calderón. Cerezo, por su parte, fue preguntado por Coupet. "Me ha dicho que contra el Real Madrid hace sus mejores partidos y estoy seguro de eso".
Ambos dan por bueno el equipo que elijan sus entrenadores y no conocerán los onces hasta que lleguen al estadio. "No me puedo creer que Florentino hiciera otra cosa", contestó Calderón a una malvada insinuación. Tampoco tienen supersticiones ni inconveniente en jugar una partida de mus para entretener las horas previas. El parchís era empeño de Jesús Gil, al que también se dedicó un recuerdo cariñoso.
Pasan tanto tiempo juntos antes de un derbi que están perfectamente compenetrados. "Nos lo pasamos bomba estos días, como si estuviéramos haciendo bolos".
Y lo demuestran: "Sólo os vendería al Kun si os dejáis meter cuatro en el derbi y luego pagáis 120 millones...". "¡Pero Enrique, si su cláusula es de 60 millones!". Y en ese ambiente transitan la sopa y los garbanzos, el torbellino de Roncero y la pasión de Manolete.
Aficionados a la copla, los buenos trajes, la corrección y la vida sin penas, Ramón Calderón y Enrique Cerezo se marcharon de AS entre abrazos y saludos afectuosos, exactamente como deberían terminar los derbis.
Fuente:Diario As.com
