El Villarreal que pasó por Balaídos en la tarde de Reyes fue un primo lejano del que hace unos días asombró en el Camp Nou. Pero muy, muy lejano. Y muy vago. Aplicando la ley del mínimo esfuerzo, los de Valverde se llevan un buen resultado de Vigo, ante un Celta inocente que lo intentó pero no dio para más.
Se adelantó muy pronto el Submarino. Fue gracias a una buena acción de Cani; el ex zaragocista le metió un pase medido a Rossi, que culminó ante la salida de Yoel. Minutos después, Turienzo anulaba un gol a Llorente por un inexistente fuera de juego.
El Celta se quedó muy tocado al ver que su objetivo, dejar la puerta a cero, se caía a las primeras de cambio. Tardaron un tiempo en reaccionar los de Eusebio y fue, curiosamente, un infortunio el que les ayudó a superar el desánimo. Se lesionó Iago Aspas, después de un choque con Marcano y tuvo que sustituirle Arthuro.
Cabezazo.
El brasileño salió con fuerza y dio vida a los locales. Tanto, que al filo del descanso puso la igualada con un excelente testarazo. El paso por vestuarios les vino bien a los vigueses y el segundo tiempo fue celeste. La desgracia de los gallegos es que no hacen daño al rival. El propio Arthuro tuvo el 2-1 en un mano a mano con Diego López, pero estrelló el balón contra el meta. El Villarreal se dedicó a sestear, pero se lleva un buen marcador.
El goleador. De ser pitado a héroe local
Arthuro vivió un encuentro muy intenso. El brasileño, muy cuestionado en Vigo, entró por la lesión de Iago Aspas y fue recibido con silbidos por Balaídos. Apenas cuatro minutos después de saltar al campo, marcó el empate y se llevó las manos a las orejas retando a los aficionados.