La historia se rinde al Barcelona. El conjunto azulgrana, flamante campeón del mundo y acreedor del calificativo "mejor equipo de la historia", se hizo con su sexto título del año en una final épica y llena de dramatismo. Estudiantes aprovechó su ocasión en la primera mitad por medio de Boselli y aguantó hasta el último suspiro, donde apareció 'Pedroportunismo' para mandar el choque a la prórroga. Allí, el corazón azulgrana, representado en la elástica de Messi, hizo el 2-1 y mandó al 'Pep Team' a los altares del fútbol mundial. El único en lograr una gesta de tal calibre. Este Barça ya es legendario, único en la vida de este gran deporte.
Tenía razón Guardiola, inmerso en un mar de lágrimas tras el partido. "Este Barça es irrepetible. Cualquier comparación en temporadas siguientes será absurda". Quédense con esta fecha: 19 de diciembre del 2009. El día en el que el Barcelona se proclamó campeón del mundo, un día en el que el 'Pep Team' pasará a los anales de la historia como el único equipo capaz de ganar los seis títulos que disputó. Eso será muy difícil de igualar. Por eso, este equipo y este año serán irrepetibles.
Como no podía ser de otra manera, el Barcelona ganó con merecimiento, con su gusto por el fútbol y con el corazón. Con ese órgano fue con el que Messi llevó a los azulgrana al Olimpo de los dioses. Y para dotar de mayor importancia si cabe a este triunfo, la final fue sufrida, emocionante y llena de dramatismo. Porque, entre otras cosas, el Barça tuvo pie y medio fuera del título.
Boselli justifica los argumentos argentinos
Cada uno con sus armas, con su estilo, presentó su candidatura al título. El equipo argentino se llenó de argumentos en la primera mitad. Sin espectáculo (como anunciaba Verón), pero con mucha eficiencia. Adelantó la presión, sacrificó a Braña para taponar a Xavi y desquició a Messi. Convirtió el profundo juego del Barcelona en una espesa circulación que solía llevar a pases largos.
El sólido trabajo defensivo se unía a sus peligrosas intenciones en ataque. Cuatro minutos tardaron los argentinos en asustar a los de Guardiola. Un pase del extenso repertorio de Verón obligó a Valdés a emplearse a fondo para evitar que Enzo Pérez hiciera el primero. En la segunda, los de Sabella no perdonarían.
Estudiantes anuló la creatividad de Xavi y fundió el eléctrico juego de la 'pulga'
Aunque fuera simplemente por la inercia de quien domina, el Barça también tuvo las suyas en el primer acto. Primero fue Xavi, inoportunamente generoso, tras un taconazo de 'Ibra' y después fue el mexicano Archundia los que evitaron que los azulgrana tomaran ventaja. El colegiado, obsesionado por los fantasmas de un posible 'piscinazo', no quiso ver un claro derribo de Albil sobre el cerebro culé.
Poco después llegaría el mazazo argentino. Un buen centro de Díaz superó a Puyol y permitió el lucimiento de Boselli, que ganó la partida a Abidal por fe y cabeceó de manera perfecta a la red. Era la enésima prueba al inquebrantable estilo del Barça, el último obstáculo para convertirse en el mejor.
Don Pedro al rescate
Las sensaciones no eran buenas, así que tocaba recurrir a la magia. Y ahí, 'Pedroportunismo' es el rey. Algo tiene este chico tinerfeño que siempre aparece en las grandes citas. Un auténtico talismán para los azulgrana. Guardiola arriesgó con el cambio tras el descanso pero apenas alteró una batalla táctica que los argentinos ganaban con creces.
El equipo azulgrana mejoró y dispuso de varias ocasiones claras en el arranque. Ibrahimovic perdonó en exceso durante todo el partido y eso obligó a encomendarse a la heroica. Lo peor era que hoy el Barça no podía contar con Messi, o eso parecía.
Las mejores imágenes de un triunfo histórico
Fue en el último suspiro, cuando un balón aéreo peleado por Piqué ofreció a Pedro la ocasión de empatar. No falló el tinerfeño y el choque se fue a la siempre angustiosa prórroga. El golpe moral fue importante y el físico también. Las piernas de Jeffren y el resurgir de la 'pulga' acapararon la atención del tiempo extra.
Estudiantes aguantó hasta que Messi puso todo su corazón en un centro envenenado de Alves. El argentino marcó el tanto de la gloria con el pecho e hizo explotar el de todos los aficionados culés. El 'Pep Team' rendía al mundo a sus pies. El mejor equipo del mundo ya tenía su trofeo.
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