La gripe A y el Valencia BC acaban con el estudiantes.

El Valencia BC debutó en la Liga ganando con relativa comodidad a un Estudiantes que peleó contra sus limitaciones como equipo y por el terrible añadido de la gripe A, que debilitó la rotación del equipo y lo mató a los 30 minutos de juego.

La superioridad física natural del Valencia BC, demostrada desde el minuto uno con las piernas de Rafa Martínez y de Nando De Colo merendándose a Albert Oliver y Blake Ahearn, parecía desde el inicio el factor debería dar el partido a los valencianos, pero esta desigualdad se hizo dramáticamente patente en el último cuarto.

Había dominado durante todo el partido el Valencia BC, con ventajas superiores a los 10 puntos (39-27 al descanso tras cesta de Flo Pietrus), pero en el tercer periodo Hernán Jasen, quién si no, puso la tensión y Blake Ahearn el acierto para que los colegiales le dieran la vuelta al marcador: a nueve minutos del final el Estu ganaba por dos, 53-55.

Pero ahí, cuando el equipo colegial necesitaba estar fresco para mantener la ventaja, no tenía piernas. Los dos ejecutores de la remontada, huérfanos de Carlos Suárez, griposo en Madrid, se fundieron (acabaron con 35 minutos en pista cada uno) y la defensa estudiantil no podía parar las ventajas que generaba Víctor Claver, que además ejecutaba desde la línea de tres.

El parcial taronja fue de 17-1, explicativo de lo que pasaba. Los colegiales estaban fundidos y uno que no ha visto el virus, Jason Granger, tomaba una colección de malas decisiones para facilitar la labor valenciana. Los de Spahija, arrasando en el rebote de ataque, jugando con paciencia e imponiendo su mayor nivel físico, no pasaron ningún problema contra un equipo peor de por sí, pero muy debilitado por el virus que dejó a Gabriel en un fantasma que pasó por la pista sin fuerzas durante siete minutos, a Clark como cuarto pívot y a los exteriores sin un relevo de garantías. Demasiado para cualquiera