Al Espanyol le han sucedido demasiadas cosas para que siga siendo el equipo que recordábamos. No cuesta suponer que la muerte de Jarque tendrá un efecto sobre la motivación del grupo, que, en un tiempo por determinar, saldrá más aguerrido de la tragedia. Tampoco es difícil imaginar que el nuevo estadio ejercerá una influencia positiva sobre el equipo: los entornos contagian y el nuevo espacio tiene una indudable aspiración de grandeza y modernidad. Bastaría con eso, con la inspiración y el estreno, para reclamar la atención del partido. Sin embargo, sobre esos alicientes aterriza el Real Madrid con el estruendo de un meteoro. No hay en el mundo equipo que genere tal expectación y, desde ese punto de vista, no hay mejor rival para una fecha tan lujosa.
Sin embargo, la fiesta podría confundirnos. Por encima del acto social se disputa un partido que obliga a las partes. El Espanyol perdió en el arranque de la Liga (1-0 en San Mamés) y su estado de ánimo no aconseja otra frustración. El Madrid, que derrotó 3-2 al Deportivo, no puede permitirse el atisbo de una flaqueza. Esa es la letra pequeña del contrato: no se aceptará una derrota. En ese ambiente, el Virus FIFA es otro factor a tener en cuenta. Sabemos que los equipos con más internacionales se suelen ver afectados por un atasco que mezcla el cansancio y la distracción. Si tenemos en cuenta que el Madrid ha aportado once internacionales y el Espanyol, cuatro (Kameni, Ben Sahar, Nakamura y Pareja), podemos advertir hacia quién apuntan más amenazas.
Para Pellegrini el éxodo seha convertido, además, en un dilema. Por un lado, su fi losofía de las rotaciones encuentra la excusa perfecta para hacer cambios. Por otro, le asalta el temor de deshacer un equipo que empieza a cuajar. Añadan a eso la gestión de los egos y las susceptibilidades.
Once. Será por todo lo dicho que Pellegrini no ensayó ayer con el equipo titular, por sesuda estrategia o por indecisión pura. No obstante, hay indicios razonables para poner en duda la titularidad de Cristiano Ronaldo, que viene de disputar con Portugal dos partidos exigentes y estresantes. Su sustituto natural sería Granero.
El caso de Benzema es distinto. Sólo ha jugado 17 minutos con Francia pero lo que se ahorra en fuerzas lo podría emplear en decepción. Dando por hecho el concurso de Higuaín (descansado y responsable), el francés y Raúl se disputarían el segundo puesto en la delantera. No olvidemos que el Madrid comenzará el próximo martes en Zúrich su participación en la Champions.
La entrada de Metzelder por Garay completaría las novedades con respecto al último encuentro, una vez que el retorno de Sergio Ramos se retrasa una semana más. Tampoco viajaron Gago y Van der Vaart, reemplazados por Diarra y Van Nistelrooy.
Retaguardia. En el Espanyol el foco se concentra en la defensa, donde se reunirán Roncaglia, el debutante Forlín y Pareja, tres argentinos, secundados en el lateral izquierdo por David García. El objetivo: ser sólidos, estar juntos, cerrar filas.
De la Peña regresa al banquillo superados sus problemas en el sóleo y Nakamura estará disponible a pesar de haber regresado con un golpe. El japonés, fi no estilista y zurdo exquisito, será otra de las atracciones del partido. Igual que Tamudo, que vuelve a casa después de pasarse el verano con las maletas hechas. Pochettino anuncia un Espanyol al ataque y presionante en la salida del balón del Real Madrid. La idea es ambiciosa y arriesgada porque no existen antecedentes ofi ciales del Madrid fuera de su estadio. Se intuye que el equipo, impulsado por Kaká, crecerá mucho con espacios. Y Cristiano podría resultar letal en esas condiciones, con campo por delante.
Es casi imposible imaginar un partido mediocre en ese estadio, con esos adversarios y semejante motivación. Si los entornos contagian, si es cierto, hoy lloverán perlas.
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