Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne) y Samuel Sánchez (Euskaltel) entraron conjuntamente con el australiano Cadel Evans (Silence-Lotto) a 50 segundos del vencedor.
Cunego, de 27 años, se apuntó la victoria de manera brillante, en un final fulgurante en el que sobrepasó al francés David Moncoutié en el último kilómetro. Una explosión de fuerza y calidad que le permitió entrar en solitario con tiempo suficiente para celebrar un éxito que le devuelve al grupo de los elegidos. El rubio y menudo ciclista de Verona, ganador del Giro de Italia 2004, registró 6h.04.54 en los 204,7 kilómetros que unieron Alzira y el Alto de Aitana, una maratoniana jornada salpicada con 8 puertos.
Moncoutié (Cofidis), que sostuvo una escapada desde el kilómetro 37, cruzó la cima a 32 segundos de Cunego y la tercera plaza fue para el escalador holandés Robert Gesink (Rabobank), a 35. La jornada no regaló la batalla esperada entre la alta jerarquía de la Vuelta, que mostró una actitud conservadora en los decisivos y esperados 21 kilómetros de ascenso a Aitana, un puerto tendido, con una pendiente media del 5,4 por ciento. Evans, Valverde y Samuel Sánchez, éste último magullado por una caída, acabaron en el mismo tiempo, a 44 segundos de Cunego, y picaron 6 a Ivan Basso y Ezequiel Mosquera. Ese fue el exiguo resultado de la "batalla".
Evans, dos veces segundo en el Tour y cuarto en la Vuelta de 2007, demostró su buen momento y será uno de los hombres a tener en cuenta. Como Valverde, lucha, a sus 32 años, por saldar la asignatura pendiente en una de las tres grandes. De paso tratará de olvidar su aciago Tour. El podio se llenó de ilustres. Ya están en escena los favoritos. Alejandro Valverde ya está segundo en el cajón y Samuel Sánchez tercero, a 2 y 8 segundos, respectivamente. El estadounidense Tom Danielson se cuela cuarto y Gesink quinto. Basso, que dio muestras de flaqueza al final, es sexto a 46 segundos de Evans y entran en el ''top ten'' Cunego y Mosquera, por debajo de los dos minutos de retraso.
El luxemburgués Andy Schleck confirmó su intención de entrenarse unos días antes del Mundial de Mendrisio. El campeón de su país se bajó de la bicicleta en el kilómetro 88. Nunca entró en carrera, por lo que no lució nunca su condición de subcampeón del Tour y rival del futuro de Alberto Contador. La jornada ofreció un interminable sube y baja con ocho puertos en el recorrido, una auténtica prueba de fondo, de desgaste, que iba a examinar el estado de cada uno de los candidatos. Era como el comienzo real de la ronda española.
No faltó la escapada de turno. Los franceses Sebastien Hinault, David Moncoutié y William Bonnet, los holandeses Pieter Wiening y Johnny Hoogerland y el alemán Paul Voss se marcharon en el kilómetro 37, antes de atacar la primera dificultad. La permisividad del pelotón puso en la pizarra diferencias cercanas al cuarto de hora en el Alto de Margerida. Fue entonces cuando el Caisse D''Epargne entró en escena. Fue el inicio de la operación caza, que se prolongó a lo largo de la sucesión de toboganes que componían el dibujo de la etapa.
Una fuga con corredores interesantes, como Moncoutié, en busca de la etapa y del maillot de la montaña, que ya se llevó a su casa en la edición anterior junto a la victoria en Pla de Beret. El escalador francés trabajó en comunidad con sus cuatro acompañantes, hasta que llegó la hora de la verdad en Aitana. En el Puerto de Tudons los hombres de Unzue estiraron el grupo, y en ese descenso se cayó Samuel Sánchez, que tuvo que hacer un extra de esfuerzo para volver al grupo. Los valientes ya estaban en torno a los tres minutos.
No hubo ataques lejanos de los favoritos, todos a buen recaudo. Por eso cobró luz la posible hazaña de Moncoutié, que contaba con 1.30 minutos de renta a 5 kilómetros de la cima. Pero Ivan Basso alzó la voz con un acelerón que dejó en cabeza a 10 corredores. Valverde, Evans y Samuel Sánchez se dedicaron a marcarse.
Apareció entonces como un proyectil Damiano Cunego, que estaba a más de tres minutos en la general, para desplegar una de las exhibiciones que lleva dentro como ciclista, aunque las dosifique de tarde en tarde. Salió en busca de Moncoutié, que al menos se enfundó el maillot de la montaña, le rebasó a mil metros de la meta y no esperó a nadie. Cantó solo la victoria.
Solvente clasicómano, ganador de dos Giros de Lombardía y de la Amstel Gold Race, Cunego estrenó su historial en la Vuelta. Era su cuarta victoria de la temporada y la 42 desde su debut profesional en 2002. También un aviso de que tiene algo que decir en la Vuelta. Aún quedan 4 finales en alto y su nombre vuelve a brillar. Como los príncipes de los cuentos.
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