Si la Red Bull Air Race es definida como la 'Fórmula 1 del aire', Alejandro Maclean puede ser considerado como el Fernando Alonso de los cielos. Este intrépido piloto de acrobacias también es español -madrileño en este caso-, sabe lo que es jugarse la vida a velocidades de vértigo y, al igual que el asturiano, sufre esta temporada el no poder rendir más de lo deseado por culpa de la mecánica.
"En este deporte son fundamentales dos factores: que la máquina rinda al máximo y que el piloto acierte en su análisis de trayectorias. La trazada aquí es muy determinante, evaluable y mejorable", comenta Maclean a su vuelta de la carrera de Budapest -cuarta prueba del año- en la que tuvo que conformarse con firmar un discreto noveno puesto.
"Parece que este año el estilo de vuelo lo hemos conseguido mejorar -era uno de los objetivos de la temporada-, alcanzando en Budapest un vuelo limpio y muy optimizado que se ha topado con la falta de rendimiento. Frustra, porque uno compite para ganar e invertimos mucho tiempo y dinero", matiza.
"El mundo del motor es muy injusto. Es como le pasa a Fernando Alonso: él es de los mejores -si no el mejor-, pero si no tiene máquina, ¿qué hace? Y eso que probablemente su nivel de pilotaje sea superior este año al del resto porque tiene que esforzarse más", insiste este madrileño de 40 años.
La victoria de Goulian en Budapest
Ahondando en la idea de la importancia de la mecánica en el mundo del motor de alta competición, Maclean confeisa que "en nuestro caso, la Red Bull Air Race, la temporada está siendo 'curiosa' porque se está demostrando que la máquina implica un porcentaje de éxito aún mayor de lo que la gente podría pensar".
"Basta ver el caso de Michael Goulian, que lleva dos años sin dar pie con bola y de repente ha ganado una carrera, después de ser el último a principio de campeonato, porque le han dado un motor muy optimizado. Para él la satisfacción tiene que ser tremenda", comenta el madrileño.
"Y eso que, dicho por él mismo, su manera de volar no está siendo óptima. Aún así, ha ganado. Los de arriba este año han tenido mayor potencial económico y por eso han estado ahí. El día que estemos todos igualados en motor se podrá saber quién es el mejor piloto. Ahora sólo podemos conocer cuál es el mejor equipo", añade.
Consciente de la responsabilidad que conlleva ser el único piloto español en la 'Fórmula 1 del aire', Álex aprovecha la oportunidad para comentar con MARCA.com lo ocurrido en Hungría.
Cambios de última hora
"Budapest es una prueba muy complicada por una serie de factores: es difícil geográficamente -recordemos que hay que pasar debajo del famosos Puente de las Cadenas-, esta encerrada y las condiciones meteorológicas afectan especialmente. Si a esto sumamos el parón de mes y medio que hemos tenido en la temporada, da como resultado una carrera en la que estás poco puesto al día y se generan complicaciones", comenta Maclean.
"Yo llegaba preparado, habiendo entrenado bien y con unos arreglos en el avión que pintaban muy bien. Pero la organización no permitió los cambios tuvimos que cambiar el motor por otro que ya sabíamos que no rendía", confiesa.
"En definitiva, una carrera frustrante en la que todos los análisis a posteriori indican que se voló muy bien pero que no hubo rendimiento. En estas ocasiones uno tiende a divagar y a achacar los problemas a todo: a la mecánica, a las circunstancias, a uno mismo... Ahora, una semana después, sabemos que el avión no rindió", analiza Maclean, quien se muestra sin tapujos al hablar de "frustracción" con respecto a su rendimiento en la actual temporada.
"Es frustrante para todo el equipo, porque tenemos las armas pero no llegamos a los resultados. La temporada está siendo muy mala y ahora lo más que podemos hacer es tomarla como un buen aprendizaje de cara a la que viene. Aunque dar un año por perdido es francamente desolador", matiza.
"Quiero demostrarme a mí y a mi equipo que podemos"
Con ganas de poder cerrar al menos la temporada dando una satisfacción a la afición española en las carreras de Oporto y Barcelona, Alejandro Maclean habla de sus obejtivos con respecto a estas dos últimas pruebas.
"Vamos a intentar rendir al máximo en las próximas dos carreras. Ahora estar en el podio en Oporto o Barcelona se convierte en obsesión personal, quizás para demostrarme a mí mismo que las cosas se están haciendo bien. Quiero demostrar que puedo estar ahí. Quizás tengamos menos medios que otros pilotos, pero hay ganas, ilusión y capacidad", comenta.
"Hacer algo importante en las últimas carreras se está convirtiendo en una obsesión. Quiero demostrarme a mí y a mi equipo que podemos. Por mi parte, yo siempre voy a estar en la competición. Soy muy perseverante y creo mucho en mí y en las posibilidades que tengo. No me voy a rendir", concluye.
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