El Valencia jugó a placer y encarriló fuera de casa la eliminatoria de la ronda previa de la Europe League frente al Stabaek noruego, un rival muy inferior al que el conjunto valenciano superó con facilidad gracias al juego en equipo y a la calidad individual de sus jugadores.
El conjunto ché desplegó cómodamente un juego basado en el pase corto y entre líneas promovido por la poca contundencia defensiva y la inoperancia ofensiva del Stabaek, que se limitó a contemplar cómo su rival maduraba las jugadas hasta que los goles llegaron gracias a la paciencia invertida en la elaboración de estos.
Los españoles ejercieron un dominio rotundo desde el inicio del encuentro con ágiles combinaciones en el centro del campo, donde los jugadores del Valencia se adaptaron bien al césped artificial del estadio del equipo noruego.
El Stabaek apostó por el contraataque desde un principio, ya que tuvieron complicaciones para seguir los continuos intercambios de posición entre Mata, Silva y Pablo, que se movían libremente por la frontal del área de los noruegos, donde los valencianos probaron fortuna con disparos de larga distancia.
Villa fue el más insistente pero se encontró con que Knudsen respondió con reflejos, a los que también se encomendó para salvar una potente volea de Pablo, aunque no pudo hacer nada cuando su rechace le cayó al extremo del Valencia, que marcó cómodamente al segundo intento.
Pablo Hernández se erigió como el jugador más activo y decisivo al volver a ser clave para que Villa dejara encarrilada la clasificación del Valencia a la fase de grupos de la Liga Europa gracias a un centro que el asturiano se encargó de empujar a la red hábilmente.
Pero el Stabaek, a pesar del resultado desfavorable para los noruegos, sólo intentó reaccionar con ataques torpes y muy individualizados que desembocaban en prematuras pérdidas de balón, mientras que el Valencia gozaba de amplios espacios en el centro del campo para llegar con rapidez a la frontal del área.
En la segunda parte, Silva se convirtió en el dueño de la faceta ofensiva, ya que, apoyado por los hombres de bandas, corría con el balón ante la mirada de la defensa noruega.
Los de Unai Emery afrontó los últimos treinta minutos de enfrentamiento sin presión y se dedicó a realizar largas jugadas en el campo del conjunto noruego donde tocaban el balón casi todos los jugadores del Valencia ante la permisividad del equipo entero del Stabaek.
Pero el Valencia, que hacía tiempo que había bajado la intensidad de su juego, todavía tuvo tiempo de marcar un tercer gol en la recta final gracias a la definición en el uno contra uno de Joaquín, que marcó y recriminó a Emery la reprimenda que anteriormente este le había dirigido por su falta de concentración en una jugada previa.
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