Metidos de lleno en un fútbol superprofesional, en el que los millones dejaron de correr (casos excepcionales a un lado) de puerta a puerta como si fueran motas de polvo, el Barcelona vuelve a romper moldes. Con una cantera organizada, trabajada y aprovechada, Pep Guardiola tiene donde elegir cuando las cosas se le tuercen. Así, los 14 goles marcados en los seis partidos de pretemporada disputados hasta el momento llevan el mismo sello: el de La Masía, la histórica instalación ubicada en el gol norte del Camp Nou y a la que le quedan pocos meses de vida (en 2010 se estrenará una nueva residencia en las instalaciones de la Ciudad Deportiva Joan Gamper).
Pedro Rodríguez es el que más se ha lucido este caluroso verano, aunque eso no es nuevo para él. Como ya hiciera en 2008, el canario supo aprovechar el momento. Entonces cayó en gracia a la hinchada culé cuando Frank Rijkaard lo hizo debutar ante el Murcia, saliendo al campo con el dorsal 33 bajo el nombre de Pedrito (es como realmente le gusta que le llamen) y fue aclamado al relevar a Samuel Etoo. Así, el idilio para el tinerfeño continúa teñido en azulgrana. Marcó al Al Alhy en la Wembley Cup, a Los Ángeles Galaxy, a los Seattle y al Athletic el domingo en San Mamés.
Pero hay más. Bojan Krkic y Jeffren Suárez (3), Leo Messi (2) y Xavi Hernández y José María Rueda completan la nómina de goleadores, que le ponen la guinda al buen juego desplegado y dan color a las combinaciones excepcionales que ya deleitaron la pasada campaña. Guardiola sabe lo que tiene entre manos. Si en el último partido de la pasada temporada (la final de la Champions League ante el Manchester United, 2-0) acabó sobre el terreno de juego con ocho productos de La Masía, el presente curso lo inició en Bilbao con seis. Un ejemplo digno de todo elogio.
El Barça del presente vive de un trabajo del pasado, de eso no hay dudas. La herencia es grande y aparentemente inagotable. Un lujo. Si la pasada temporada tuvieron su protagonismo en competición oficial 10 chicos (Víctor Sánchez, Pedro, Abraham González, Alberto Botía, Xavi Torres, Thiago Alcántara, Oier Olazabal, Víctor Vázquez, Jeffren y Marc Muniesa), para la presente, y ante la falta de liquidez económica suficiente como para afrontar un tercer fichaje de campanillas, el entrenador parece tenerlo claro y ha abierto la puerta del vestuario profesional a nueve más (Andreu Fontás, Jonathan Dos Santos, Martín Montoya, Gai Assulin, Víctor Rueda, Rubén Rochina, Edu Oriol, Víctor Espasandín, Albert Dalmau).
La idea.
Para Guardiola no es otra que recibir algún refuerzo por parte de los directivos, cada día más ahogados por las exigencias de los técnicos y por las deficiencias económicas. Pese a todo, el entrenador tricampeón ha repetido en más de una ocasión que "pretendemos reforzar la plantilla por las piezas que se nos fueron (Alexandr Hleb y Martín Cáceres); la intención es seguir trabajando en el mercado, pero si no fuera posible, con la cantera podríamos hacer cosas".
Lo dicho. Es tal la confianza de Guardiola en su base que Henrique Buss (recién llegado de una cesión por un año al Bayer Leverkusen) no cuenta para el preparador y de no poder cerrarse ninguna operación (Chigrinsky, del Shakhtar, parece imposible), al técnico no le quedará más remedio que mirar abajo y confiar en la cantera, la joya de la corona culé.
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