En plena euforia desmedida por el ascenso a Primera, que bien merecía semejante borrachera de alegría, José Luis Oltra y Chema Sanz ya andaban planificando las vacaciones de su gente con un plan perfectamente estudiado. La compenetración entre ambos es absoluta y el entendimiento en esquemas de trabajo y la estructuración de los días de descanso también cuenta con una empatía ejemplar. Tras los homenajes, felicitaciones masivas y reconocimientos públicos, los futbolistas se fueron de la Isla con unos deberes en los que, a diferencia de lo que ocurre con otros profesionales, hay un amplio margen de libertad para cada uno. Sanz, cuyo carácter abierto y dialogante se ha ganado al vestuario, no es amigo de excesos ni alardes autoritarios. De ahí su manual flexible en el que, por poner un ejemplo, invita a los profesionales a que practiquen otro deporte. El que elijan y prefieran. No hay restricción alguna.
Después de cumplir dos semanas de reposo total, sin actividad física indicada, los jugadores del Tenerife ya han iniciado las pequeñas series de carreras que Sanz les incluyó en la puesta a punto antes del inicio de la pretemporada. El consejo es romper a sudar de manera progresiva y sin obligar a las piernas. Y, de manera paulatina, ir adquiriendo cierto nivel. El tiempo, una hora como máximo, tratando de evitar las franjas horarias con mayor incidencia solar.
A esas tandas les añade el carácter lúdico que trae la práctica de otra actividad que sirva para complementar esos esfuerzos. Una vez que estén ya bajo sus órdenes, se encargará Sanz de pulir en cada caso el plan específico para que cada miembro del plantel.
El año pasado siguió el mismo plan y los resultados saltan a la vista. Antes de la concentración en Barlovento todos llegaron con unas pequeñas reservas que posibilitaron una pretemporada a pleno pulmón. Luego llegó la competición y el festival conocido. Con el sello de Sanz.
Controlados los pliegues grasos
Roberto Medina, uno de los médicos de la entidad, reveló a AS que antes del inicio de las vacaciones se han medido los pliegues grasos de los jugadores para compararlos con los que se den nada más finalizar el descanso: "Lo solemos hacer todos los meses y tampoco es nada anormal, aunque sí hemos querido tener esa referencia para que cuando los chicos vuelvan al tajo, podamos saber con precisión la evolución de cada uno. De todas formas, nuestra tranquilidad es total, pues disponemos de un equipo profesional espectacular y cada jugador es consciente de lo que puede hacer y lo que no. No fue una medida especial ni mucho menos. Es parte de nuestra rutina".
Último tramo de las vacaciones
Los futbolistas entran en la fase final del descanso estival y saben que, para iniciar el trabajo con garantías, han de cuidar la alimentación y no caer en excesos. En el club la confianza es total por los precedentes, en los que la báscula no trajo incidencias de ningún tipo.
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