Antes de nada, ¿se imaginaba a 85.000 personas aclamándole como si fuese un dios romano?
Fue increíble lo del lunes en el Bernabéu. No me podía imaginar lo que estaba viviendo. Fue impresionante, increíble. Se me ponen los pelos de punta sólo de recordarlo. No esperaba algo así.
Retrocedamos en el tiempo para conocer mejor cómo se gestó lo que ahora es un ídolo de masas. ¿Cómo fue lo de que sus padres le llamasen Cristiano Ronaldo?
Ronaldo porque mi madre siempre fue una admiradora de Ronald Reagan, el que fuera presidente de los Estados Unidos, y quiso ponerme el nombre como gesto de admiración hacia él. Y lo de Cristiano es porque en Portugal es un nombre habitual y además mi familia es creyente. Me gustan mucho mis dos nombres.
Eso fue en 1985 y diecisiete años después Florentino fichó a otro Ronaldo que llegó a ser Balón de Oro, igual que usted.
Buena casualidad, pero lo cierto es que yo era un niño todavía cuando Ronaldo empezó a deslumbrar en el PSV. Ha sido uno de los más grandes.
¿Y usted tiene más de Cristiano o de Ronaldo?
Para mí igual de los dos. En la escuela los colegas me llamaban Cristiano, pero para el fútbol siempre preferí ser Ronaldo. Me identifico con los dos, pero para jugar siempre seré Ronaldo.
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