Lo primero que se me ocurre preguntarle es por qué en Málaga se dejó ir tanto al final, saludando al público, sin apurar, cuando sabía que iba a hacer una marca extraordinaria en los 3.000 metros obstáculos.
Sólo quería probarme, ver qué sensaciones tenía, corregir defectos. La marca no era lo más importante. En la recta final quería agradecer al público de Málaga el apoyo y el cariño que me había dado.
Habla de corregir defectos. ¿Cuáles son?
Tengo que pasar mejor las rías, tengo que ponerme más de acuerdo con las liebres De todas formas, he progresado técnicamente desde el año pasado a este, porque en noviembre ya estaba trabajando en este aspecto. Y eso se nota.
Récord español, primera del mundo este año y sexta obstaculista de todos los tiempos. No está mal. Y corriendo casi a medio gas y sin rivales. ¿Qué puede pasar en una carrera con especialistas de altísimo nivel y empleándose a tope?
En Málaga conseguí un tiempo de prestigio mundial, esta claro, pero yo no hablo por anticipado de marcas. No es lo que más me interesa.
¿Y podemos hablar de medallas en los Campeonatos Mundiales de Berlín?
Tampoco he hablado nunca de medallas, no lo he hecho nunca y no lo voy a hacer ahora. He hecho un trabajo duro y las cosas van saliendo bien. No quiero pronosticar lo que puede pasar en el futuro, pero tengo confianza. No hay que colgarse las medallas antes de correr.
Y el próximo sábado, en el mitin de Madrid, competirá en 1.500 metros.
Es que no siempre puedo correr en 3.000 metros obstáculos, que es una prueba muy exigente. Me apetece correr 1.500, para que me dé un poco de chispilla.
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