No está resultando sencillo resolver la incógnita sobre quién se sentará la próxima campaña en el banquillo de El Sardinero. Al técnico finalmente elegido, la firmeza en su decisión de aterrizar en Santander no le ha durado ni 24 horas. La tarde de ayer la pasó negociando para seguir en Alicante.
Emociones fuertes. La resolución final sobre quién será definitivamente el ocupante del banquillo racinguista la próxima temporada está resultando mucho más emocionante que muchos de los partidos en la Liga de las estrellas.
Juan Carlos Mandiá, el entrenador con contrato en vigor con el Hércules hasta el 30 de junio de 2010, con el que el club cántabro había alcanzado un acuerdo en la tarde del pasado miércoles, se reunió ayer por espacio de dos horas en el despacho profesional del máximo accionista herculino, Enrique Ortiz, y recibió una contra oferta mareante de esas a las que es difícil decir que no.
Cuatro temporadas, poder absoluto sobre el área deportiva del club, y una retribución creciente desde 600.000 a un millón de euros por cada uno de los cinco ejercicios.
En realidad, la decisión del lucense de romper el contrato con los alicantinos y venir al Racing tenía mucho más que ver con la ilusión de entrenar en Primera que con los aspectos (teniendo en cuenta el pago de la cláusula de rescisión) puramente económicos. Ahora, con la nueva propuesta levantina sobre la mesa, si Mandiá al final decide mantener su decisión inicial perderá mucho dinero ya que el club cántabro sólo le ha ofrecido un año, máximo después de las recientes experiencias 1+1 condicionado a resultados.
Después de la larga reunión, el gallego salió a la carrera sin querer hacer declaraciones mientras que el millonario máximo accionista del Hércules abandonó sonriente y optimista la sede de su empresa.
Representantes. Mientras todo esto sucedía en Alicante, en Santander, San Sebastián y Lorca los acontecimientos se seguían con los nervios a flor de piel en la sede del Racing y en las de los representantes de 'Cuco Ziganda' y Alberto Zaccheroni, los últimos habitantes que habían resistido en la casa en esta peculiar versión de 'Gran Hermano' racinguista.
Tanto Iñaki Ibáñez (Ziganda) como Gregorio Muñoz (Zaccheroni) se pusieron urgentemente en contacto con el Racing, mientras que desde la sede de los Campos de Sport se buscaba urgentemente la versión de Manuel García Quilón, el más poderoso actualmente de entre los agentes españoles, señalado en Alicante como el gran muñidor de este monumental enredo.
Los dirigentes del club levantino esperan para la mañana de hoy la respuesta definitiva de Juan Carlos Mandiá. Esta puede llegar en forma de pago inmediato de la cláusula de rescisión (300.000 euros él, más 60.000 del su segundo, Puche, y otros 60.000 del preparador físico y mano derecha del lucense, Quique Sanz) o de aceptación de la nueva oferta del Hércules.
La cúpula racinguista, a la espera de la resolución de esta enésima vuelta de tuerca, está dándole vueltas a si debe activar la opción Ziganda, impopular a más no poder entre el racinguismo, o respetar el pacto alcanzado hace dos semanas con Alberto Zaccheroni.
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