A falta de la firma, el pasado viernes por fin se llegó a un acuerdo para que usted se desvinculase del Racing y rescindiera su contrato con el club. ¿Está contento?
Contento por irme de Santander, no. Lo que todo entrenador quiere cuando llega a un sitio es cumplir los años de contrato que firma en un club, porque eso es síntoma de que todo ha salido a la perfección, pero no ha podido ser. No pasa nada. Esto es fútbol y no será el primer ni el único caso. El Racing no se para aquí porque nosotros, los entrenadores, o los futbolistas, vamos pasando pero la institución siempre queda. Lo importante es que estamos en junio y el Racing sigue en Primera, que es lo que realmente cuenta. Ahora estoy feliz porque se ha solucionado todo de la mejor manera para ambas partes.
Parecía que las diferencias con el finiquito estaban desembocando en problemas personales entre los responsables del club y usted
No, no. He tenido muy buena relación durante toda la temporada tanto con Francisco Pernía como Roberto Bedoya y seguirá siendo así porque me han tratado siempre igual de bien. No era cómodo para nadie todo lo que estaba pasando y, sobre todo, lo que se estaba diciendo. En ningún sitio en los que estuve, como jugador o entrenador, tuve problemas con nadie y siempre dejé buenos amigos. Por eso no quería que esta vez fuera una excepción y era lo que me preocupaba.
¿Cuáles fueron los verdaderos problemas para no llegar a un acuerdo antes?
Eso es ya lo de menos. En una negociación pasan estas cosas. Cada uno lucha por lo suyo. Yo ni he hablado de cifras ni detalles antes ni lo haré hoy ni dentro de un año.
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